LA SANTIDAD DE LA IGLESIA
Estudio De I y II Corintios
Varios autores
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CONTENIDO
       Introducción y Trasfondo
LECCIÓN No.  1.    UNA INTRODUCCIÓN A LA EPÍSTOLA A LOS �SANTOS DE CORINTO�
LECCIÓN No.  2.    ¡UNÁMONOS!
LECCIÓN No.  3.    LA SUPERIORIDAD DE LA SABIDURÍA DE DIOS SOBRE LA SABIDURÍA HUMANA
LECCIÓN No.  4.    PABLO, LA SABIDURÍA DE DIOS Y LA UNIDAD
LECCIÓN No.  5.    LAS DIVISIONES EVIDENCIAN LA INMADUREZ ESPIRITUAL
LECCIÓN No.  6.    SERVIDORES Y ADMINISTRADORES FIELES A DIOS
LECCIÓN No.  7.    LA NECESIDAD DE LA APLICACIÓN DE LA DISCIPLINA EN LA IGLESIA
LECCIÓN No.  8.    LAS NORMAS DEL REINO
LECCIÓN No.  9.    PREGUNTAS CONCERNIENTES AL MATRIMONIO
LECCIÓN No. 10.    EL CULTO PÚBLICO, LAS MUJERES Y LA CENA DEL SEÑOR
LECCIÓN No. 11.    LOS DONES ESPIRITUALES
LECCIÓN No. 12.    EL DON DE LENGUAS
LECCIÓN No. 13.    LA IGLESIA QUE VUELVE A LA VIDA
 




INTRODUCCIÓN A LAS LECCIONES DE LA PRIMERA EPÍSTOLA A LOS CORINTIOS

I.  UBICACIÓN GEOGRÁFICA

     Corinto estaba ubicada en una franja estrecha de tierra que unía la Grecia continental con la península del Sur.  Esta privilegiada ubicación la convertía en uno de los principales puertos de la región.  Los mercaderes llevaban sus mercancías por tierra hasta Corinto y las embarcaban allí para no arriesgarse en un viaje peligroso por las costas de Acaya.

     Corinto era reconocida como una de las ciudades más ricas e importantes del imperio romano.  Tenía aproximadamente medio millón de habitantes.  Sólo eran más grandes las ciudades de Roma, Alejandría y Antioquia.  Corinto era la ruta comercial más importante del imperio.  Por sus puertos pasaba todo el comercio del mundo conocido de aquel entonces.

II.  SUS HABITANTES
     Corinto contaba con una enorme población compuesta por extranjeros procedentes del oeste y el este.  Estos habían adoptado la lengua y las costumbres griegas.  Como en muchas otras ciudades, también existía una gran colonia de judíos que pudo conservar sus creencias.  Por lo menos la mitad de la población se componía de esclavos.

     En Corinto había también una población flotante (personas que por trabajo, comercio, turismo y otro motivo, tenían que permanecer allí por algún tiempo).  Esta población se componía, en su mayoría, por marineros que muchas veces llevaban largo tiempo alejados de sus hogares; y al tocar puerto iban buscando ansiosamente diversiones y placeres, y llevaban dinero suficiente para pagarlos.  Los corintios paganos, por su parte estaban dispuestos a venderles todo lo que a estos hombres se les ocurriera comprar.

     Al analizar las diferentes clases de personas que vivían en Corinto, nos podemos formar una imagen de lo difícil que era vivir en esa ciudad.

     Los relatos de la historia presentan esta ciudad como �Una ciudad en la cual toda la brutalidad del occidente y toda la sensualidad del oriente se encontraban y se unían�.  (Sensualidad es la propensión o apego por satisfacer todos los placeres de la carne de una manera exagerada).  Los corintios se jactaban de sus mil �prostitutas sagradas� que servían en el templo de su diosa principal Afrodita o diosa del amor, conocida también como Venus.  Una de las formas de adorar a esta diosa era teniendo relaciones sexuales.  Por las tardes, aquellas mil prostitutas salían a buscar hombres para que les acompañaran.  Estas prostitutas se conocían particularmente porque se rapaban el pelo y no usaban velo como era costumbre de la mujer de esa época.

     Por todos esos vicios y características especiales, esta ciudad se levantaba como un reto para el poder del Evangelio.  ¿Podía el evangelio penetrar en aquella ciudad inmoral, corrupta y desenfrenada?  Borracheras, inmoralidad sexual, cultos idolátricos y obscenos y otras tantas clases de lodo humano representaban el desafío que Pablo encaró cuando llegó a predicarles el evangelio.

III.  FUNDACIÓN DE LA IGLESIA
     Pablo llegó a Corinto procedente de Atenas, donde había sufrido el rechazo de aquella gente y la frialdad con que había recibido su mensaje.  Viajó sólo sin amigos y sin compañeros.  Ante aquellos habitantes hundidos en tanta impiedad, impurezas y vicios, Pablo comenzó a predicar con �Mucho temor y temblor� (I Corintios 2:3).

     Muy pronto estableció contacto con una pareja que sería una maravillosa ayuda para su ministerio.  Ellos eran Priscila y Aquila que habían emigrado de Roma.  Posiblemente por ser del mismo oficio (fabricar tiendas) y de la misma raza, logró establecer una buena amistad con ellos (Hechos 18:3).  Después fue fortalecido con la llegada de sus amigos Silas y Timoteo, que llegaban desde Macedonia (II Corintios 1:19).

     En esta ciudad Pablo utilizó la misma estrategia que había aplicado en otros lugares.  Fue a la sinagoga, les predicó primero a los judíos que allí se encontraban.  La oposición lo forzó a salir de en medio de ellos, encontrando refugio en un lugar donde continuó predicando a los gentiles (Hechos 18:8).  Dios mismo lo animó a seguir adelante (Hechos 18:9).  Los judíos lograron llevarlo ante la más alta autoridad de esa región para tratar de hacerle daño, pero el Procónsul Galión lo dejó en libertad (Hechos 18:18).  De esta manera la oposición judía quedaba prácticamente derrotada.

     El próximo paso era ir a los prosélitos y temerosos de Dios (hombres que sin ser judíos aceptaban la religión judía como propia)  (Hechos 18:7).  La casa de Tito, el �justo�, estaba a la vecindad de la sinagoga.  La misma se convirtió en el primer edificio abierto para la predicación del evangelio.  Tito era precisamente un hombre temeroso de Dios.

     De la estrategia de Pablo, podemos aprender que cuando se trata de llevar el evangelio, primero hay que ir a los lugares y personas más receptivas, pero no debemos quedarnos allí si no obtenemos fruto.  Hay que ir a los otros más receptivos.  Eso mismo es lo que nos quiere enseñar Jesús cuando dijo: �Por camino de gentiles no vayáis� (Mateo 10:5).  En aquel momento los gentiles no estaban preparados para recibir el evangelio.  Pronto llegaría el día cuando Jesús enviaría a sus discípulos a �Samaria y hasta lo último de la tierra� (Hechos 1:8).

     La iglesia de Corinto quedó establecida por una representación de casi todos los habitantes locales, pero la mayoría de ellos carecía de grandes conocimientos o de prestigiada posición social (I Corintios 1:26).  Sin embargo,  había excepciones, tales como la de Sóstenes (Hechos 18:17) y Erasto (Romanos 16:23).  Algunos de los miembros de la iglesia de Corinto pertenecían a la clase humilde, incluso muchos de ellos eran esclavos.  Todos habían sido rescatados de las profundidades más obscuras del pecado (I Corintios 6:11).

     Una vez más había triunfado el poder del Resucitado.  Y Romanos 5:20 seguía proclamando esta gran verdad: �Cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia�.

IV.  CONTACTO DE PABLO CON LA IGLESIA YA FUNDADA
     En su tercer viaje misionero, Pablo se estableció por tres años para trabajar en Éfeso.  Desde allí mantuvo alguna clase de relaciones con la naciente Iglesia de Corinto (II Corintios 2:1).  Algunos incluso dicen que Pablo los visitó en una oportunidad nuevamente.  Después les envió a Tito para que promoviera entre ellos la ofrenda para Jerusalén; éste regresó llevándole buenas noticias a Pablo (II Corintios 7:6).  Luego recibió algunos informes por boca de Apolos, quien fue para estar un año con los corintios (Hechos 19:1).

     Poco a poco comenzaron a llegar noticias desagradables de lo que estaba sucediendo en la iglesia.  Luego recibe una delegación de los miembros de la familia de Cloé (I Corintios 1:11) y una carta que le escribieron para preguntarle respecto a unos asuntos especiales (I Corintios 7:1).

     De esta manera Pablo pudo formarse un concepto claro de lo que estaba sucediendo en Corinto.  Esto nos enseña que cuando queremos ayudar a solucionar algún problema, no debemos basarnos en unas pocas cosas que de ese problema hemos oído, sino que debemos obtener una información amplia y correcta que nos permita ayudar, y no empeorar el problema.

     Los temas que el apóstol trata en esta carta incluye: divisiones, inmadurez espiritual, pleitos, conflictos matrimoniales, insistencia en los derechos, irregularidades en el culto, exhibicionismo respecto a los dones espirituales, conflictos teológicos y otros. Los problemas de los corintios son los mismos que enfrentamos hoy día.  Y podemos decir sin temor a equivocarnos que no hay una iglesia que no tenga por lo menos uno de los problemas de la lista anterior.

     Por todo esto es urgente que estudiemos esta parte de la Palabra de Dios; pues si padecemos de la misma enfermedad, debemos tomar la misma medicina.  Recordemos que esta epístola no fue escrita solamente para los corintios de aquel tiempo, sino también para nosotros, los de la iglesia de hoy.  Dice la palabra de Dios: �Y estas cosas acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos� (I Corintios 10:11).