LECCIÓN No. 6  (regresar al índice)

SERVIDORES Y ADMINISTRADORES FIELES A DIOS

PARA ESTUDIO: I Corintios 4:1-21.
LECTURA DEVOCIONAL:  I Corintios 4:1-21.
TEXTO PARA MEMORIZAR: I Corintios 4:1.

PROPÓSITO

Entender que somos servidores de Dios y por lo que hagamos, bien o mal, seremos juzgado por la calidad de nuestro servicio.

I.  INTRODUCCIÓN

     Con este capítulo Pablo termina la sección que se refiere a las contiendas y divisiones que había en la Iglesia.  Aunque en esta sección el apóstol les ha hablado duro, lo ha hecho con el amor de un padre (v. 14).  Esta severidad no tiene por objeto avergonzar, sin ningún provecho, a los corintios.  El propósito de Pablo es que estos hijos regresen a la casa de su Padre.  La palabra “amonestar” (v. 14), es la misma de Efesios 6:4.  Era necesario que los corintios se arrepintieran de sus pecados.

     Pablo primero presenta la verdadera posición de los ministros de Cristo, explicándolo con su propio ejemplo y el de Apolos, para que los corintios noten la diferencia entre la apreciación de ellos y lo que en realidad enseña la Palabra de Dios.  Necesitaban tener una perspectiva correcta acerca del trabajo de los ministros de Dios.


II.  EXPOSICIÓN

A.  “SERVIDORES DE CRISTO Y ADMINISTRADORES DE LOS MISTERIOS DE DIOS” (v. 1-2)

     La palabra “servidores” era la que se usaba para un esclavo que tenía que remar en un barco, pero que le tocaba la parte más fea, de tal manera que casi siempre se tenía que mojar para poder cumplir con su trabajo.  Esto nos enseña que la humildad es necesaria para poder trabajar para el Señor.  Los corintios habían hecho lo contrario; ellos no querían ser “remeros”, sino capitanes de barcos.  (Vea Mateo 20:26-27).

     En nuestros días hay hermanos que les gusta ocupar los puestos más importantes de la iglesia, pero no les gusta servir en los de menor prestigios; no les gusta que se les nombre para limpiar el templo, limpiar las bancas, evangelizar o discipular.  Los cristianos deben estar dispuestos a ocupar desde el puesto más humilde de la iglesia como el puesto más elevado.  Lo importante es hacer todo para el servicio del Señor.

     El “Administrador era la persona que dirigía el personal, cuidaba de los suministros, tenía a su cargo todas las tareas de la casa; pero por mucho que esto parezca, él no era dueño de nada; él mismo era un esclavo que tenía que respetar a su amo.  Esto nos recuerda que cualquiera que sea el puesto que un hombre tenga en la iglesia, el poder o prestigio que goza, siempre será un siervo de Cristo.  A los corintios ya se les había olvidado esto.  Ojalá que a nosotros esto no se nos olvide.

     Cuando dice misterios (v. 1), se refiere al plan de Dios para su salvación por medio de la fe en Cristo.

     Se requiere que el siervos de Dios sea buen administrador; pero la calificación más importante es que “sea hallado fiel” (v. 2).  A veces nosotros, hacemos lo contrario y decimos: “Con tal que pueda tocar guitarra, aunque sea inconverso o carnal, se le debe dar el privilegio de la música”.  Esto es incorrecto.  La persona tiene que ser íntegra en su vida espiritual.


B.  EL JUICIO (vs. 3-5)

     Los corintios con sus partidos habían rechazado a unos y aceptado a otros, o sea, que habían juzgado malos a unos y buenos a otros.  Por eso Pablo les habla del verdadero juicio.  Él presenta tres clases de juicios:

1.  EL SER JUZGADO POR VOSOTROS” (vs. 3-4)

     Pablo no estaba preocupado por los juicios de sus críticos, pues el juicio humano es limitado y transitorio.  En Corinto había algunos hermanos que lo cuestionaban, pero eso no hacía que el apóstol cambiara la verdad.

2.  “NI AUN YO ME JUZGO A MÍ MISMO (v. 3)

     Este es el segundo juicio.  La opinión que uno tenga de sí mismo puede estar influida por la estimación propia o por un sentido de orgullo y vanidad.  Además, la persona por muy analítica que sea, no puede ver más del 30% de sus errores.  Por consiguiente, piensa que todo lo que hace es bueno.

3.  DIOS JUZGA CON EXACTITUD (v. 4)

     Pablo no se juzgaba a sí mismo. Él deja todo en las manos de Dios, porque sabía que el único que puede juzgar es Dios.

     “Entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios” (v. 5).  Esta es la única alabanza que debiéramos buscar.


C.  “EL PROPÓSITO DE LAS ENSEÑANZAS DE PABLO (v. 6)

     El propósito que mueve a Pablo a exhortar a los corintios es beneficiarles.  ¿Cuál es nuestro propósito cuando exhortamos, o predicamos, o damos una clase bíblica?  Si realmente queremos ayudar a las personas, nuestra actitud nunca deberá ser condenar, ni de criticar, sino de compasión, ruego y amor bien orientado.

     “Para que aprendáis a no pensar más de lo que está escrito” (v. 6).  ¿Qué era lo que estaba escrito?  Esto se refiere a las enseñanzas de Cristo, que seguramente Pablo les había compartido.  Veamos algo que estaba escrito y que ellos torcían: “El que quiere hacerse grande entre vosotros, será vuestro servidor...” (Mateo 20:26-27).


D.  “TODO LO HAS RECIBIDO” (v. 7-13; Santiago 1:17)

     Este era el error básico de los corintios.  Se les había olvidado que todo lo que tenían era porque Dios se los había dado.  Ellos no tenían nada, ni valían nada.  Sólo fue cuando vinieron a Dios que sus vidas tuvieron valor.

     Pablo señala claramente la ingratitud de los corintios.  Pues ellos en vez de agradecer a Dios por lo que tenían, se gloriaban como si por sus propias fuerzas lo hubieran conseguido.  I Corintios 15:10 enseña el sentir de Pablo en cuanto a lo que él era o tenía.

     Por otro lado, los corintios ya se creían completos y sin ninguna necesidad (v. 8).  Pensaban que todo lo tenían asegurado, y no se daban cuenta que estaban muy equivocados  En contraste a los corintios, Pablo les expresa que ellos, los apóstoles, todavía no lo habían alcanzado todo.

     Veamos cuál era la condición de los apóstoles en contraste con lo que creían estar los corintios (v. 9).  Pablo dice que han llegado a ser “espectáculo”.  Cuando dice así, tiene en mente cuando un general victorioso entra triunfante de regreso a su ciudad y trae todos los trofeos que logró en la guerra, y al final traía a los soldados que había capturado y que serían destinados a morir como esclavos luchando en el circo romano.  (En este circo ponían a los esclavos, proveyéndoles de una pequeña arma, para luchar contra leones u otros animales salvajes.  De hecho, los animales terminaban ganando siempre).  Es a estos esclavos que Pablo está comparando a los apóstoles.  Pablo dice: “A nosotros nos consideran locos, débiles, despreciados, con hambre, con sed; estamos desnudos abofeteados, sin morada fija; estamos fatigados, nos maldicen y padecemos.  En fin, nos consideran como la basura del mundo” (v. 13).

     En este sentido se ve un contraste entre la vida del apóstol y lo que creían los corintios de sí mismos. Mientras Pablo habla de ser un simple siervo, los corintios se consideraban saciados, ricos, reyes, prudentes, honorables y fuertes.

     Con esto Pablo quería decirle a los corintios que ellos lo sufrían todo por amor de Cristo y que esa era su gloria, no el tener todo y estar saciados, sino en padecer por causa de quien tanto nos amó.  Esto está muy de acuerdo con Juan 15:20 y Juan 16:33.


E.  EL AMOR DE PADRE (v. 14-21)

     El versículo 14 debe ser la actitud de todo siervo de Dios.  En el versículo 15, no es que Pablo quiera usurpar el señorío de Cristo, sino que les está recordando que la fuente de su amor está en que los corintios son fruto de su predicación.

     Los hermanos de Corinto habían conocido a Pablo y habían visto su actuación.  Por eso él los invita a que lo imiten.  Esto lo decía con libertad, pues él mismo imitaba a Cristo (I Corintios 11:1).  Esto no denota orgullo en Pablo, pues en otro lado él humildemente se reconoce “el primero de los pecadores” (I Timoteo 1:15).

     En el versículo 18, el apóstol les recuerda que él llegará un día para conocer, no sus palabras, sino sus acciones (vs. 18-19).  Pues Jesús no dijo: “Por sus palabras los conoceréis”.  “Porque el Reino de Dios no consiste en palabras sino en poder” (v. 20).

     El poder del Padre también incluye la disciplina (v. 21).  William Barclay dice: “hay un amor que puede arruinar al hombre cerrando sus ojos ante las faltas; y hay un amor que puede corregir al hombre debido a que lo ve con la claridad de los ojos de Cristo.  El amor de Pablo era el que sabe que a veces tiene que lastimar para corregir (Proverbios 3:11-12; Hebreos 12:11)”.