LECCIÓN No. 5  (regresar al índice)

LA NECESIDAD DE LA PERFECCIÓN

PARA ESTUDIO: Hebreos 5:11 – 6:1-20.
LECTURA DEVOCIONAL: Hebreos 6.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Hebreos 6:1.

PROPÓSITO

Concientizar a los hermanos acerca de la importancia de mantenerse firme en la fe en Cristo y cuidarse de no caer en pecado.

INTRODUCCIÓN

     En esta lección, el escritor desea exponer con más detalles la naturaleza bíblica del orden sacerdotal de Melquisedec, pero no está seguro, si los lectores tienen la suficiente madurez espiritual para entender este tema difícil.  Esta es la segunda ocasión en que se aparta del tema que trae para atenderles en sus necesidades espirituales del momento y especialmente advertirles del peligro espiritual en que se encuentran.

     El escritor nos da una buena lección a nosotros de que no debemos perder de vista la situación actual de los oyentes y lectores.  Es posible que el tema que estamos presentando sea el más adecuado bíblico y teológicamente doctrinal de la iglesia; pero las condiciones espirituales, morales y éticas de los miembros estén tan malas que no van a entender o no van a querer entender el tema.

     Es tarea del maestro de Escuela Dominical considerar el ambiente en que desarrolla su lección y buscar la manera cómo animar a que podamos sacarle el mayor provecho.

     En este pasaje de estudio, encontramos exhortaciones, reproches, advertencias y estímulos para los lectores de la carta.  Esperamos que estos nos puedan servir a nosotros para buscar y lograr la madurez espiritual.


DESARROLLO DE LA LECCIÓN

A.  LA TORPEZA DE LOS INMADUROS (Hebreos 5:11-14)

     “Acerca de esto (el sacerdocio de Cristo) tenemos mucho que decir, y difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír” (vs. 11).  El autor de hebreos desea hablarles acerca de Melquisedec, como personaje clave para comprender mejor el sumo sacerdocio de Cristo, pero se ve en la dificultad de que estos cristianos son “tardos para oír”.  Este texto es bueno verlo en otros versículos de traducciones de la Biblia.  Por ejemplo, en la versión antigua dice: “sois flacos para oír”; la versión popular dice: “ustedes son lentos para entender”; la versión internacional dice: “a ustedes lo que les entra por un oído les sale por el otro”; la paráfrasis de la Biblia al día dice: “Pero sé que, como no quieren entender”; la versión de las Américas es igual en este texto que la del 95 (versión que se está utilizando hoy).

     Este es un llamamiento muy fuerte.  Es posible que los hermanos cristianos hebreos estaban pasando por una situación difícil.  En el griego esta palabra “tardos para oír” da la idea de “embotados”, “difíciles de mover” (Comentario Exegético).  Estos hermanos al principio eran muy buenos espiritualmente: estudiosos, lectores y muy cuidadosos de su vida espiritual.  Ahora hasta da la idea que se han descuidado de su conducta moral y tienen un espíritu legalista y contencioso.  Aunque algunos calificativos son pesados para nosotros, no se puede expresar de otra forma en que ellos se habían convertido en unos torpes en su conducta y en la forma necia de considerar la vida espiritual.

     Es muy diferente tratar con los creyentes recién convertidos.  Ellos tienen deseo de aprender y de poner en práctica lo que se les enseña.  A veces cometen errores, pero lo hacen por ignorancia y por falta de madurez.  Por eso se les tiene que enseñar como a los niños.  Pero los adultos en la fe que se comportan como niños, cuesta enseñarles.  No aceptan correcciones, y, además, se niegan a entender y a poner en práctica lo que se les enseña.

     El escritor avergüenza a sus oyentes por que les dice: “Debiendo ser ya maestros después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuales son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales, que tenéis necesidad de leche y no de alimento sólido” (vs. 12).  Probablemente, muchos de ellos ocupaban puestos de maestros, pero no estaban capacitados para serlo (I Timoteo 1:5-7).  Otros, sin duda, estaban asumiendo algún liderazgo, para el cual tampoco estaban capacitados para ejercerlo.  Necesitaban fundamentarse fuertemente en las verdades de la fe cristiana.  Para eso necesitaban un curso del ABC del evangelio, o sea, “los primeros rudimentos de la Palabra de Dios”.

     En los versículos 13 a 14 se hace un contraste entre la infancia y la madurez.  El que es niño y depende de la leche es naturalmente inexperto en la palabra de Justicia (vs. 13); ellos deben ser alumnos, no maestros.  A ellos se les debe guiar y no ponerles a que guíen a otros.  No se les pueden dar responsabilidades en donde es necesaria la experiencia.  Los deportistas usan una palabra que nos ilustra mejor.  Ellos dicen que se debe tener “cancheo”, lo que indica que se debe tener experiencia en la cancha.

     En nuestras iglesias, los puestos claves, los deben ocupar hermanos que tengan mucha experiencia en la vida cristiana.  Los hermanos recién convertidos deben ser enseñados para que ellos también aprendan de los que tienen mayor experiencia, pero ellos sólo deben ocupar puestos de menor responsabilidad.

     El alimento sólido es para los que han alcanzado madurez (vs. 14a).  ¿Qué será este alimento sólido?  Se refiere al tema que les está enseñando al conocimiento de la “perspectiva cristológica en el Antiguo Testamento” (Beacon).  Esta enseñanza no está por encima como la mantequilla, hay que escudriñarla.  Esto sólo lo pueden hacer los cristianos maduros.  Lo hacen porque, “porque tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (vs. 14).  Aquí vemos dos palabras claves:

     “EL USO”.  Es el hábito que han adquirido por el constante ejercicio de los sentidos, en la reflexión y práctica de la Palabra de Dios. “El uso” y “los sentidos ejercitados”.

     “LOS SENTIDOS EJERCITADOS”.  Se refiere a todo lo que han percibido por medio de los sentidos.  Por eso es importante que los hermanos escuchen, mediten, que lean y memoricen la Palabra de Dios.  Además, todo lo que se percibe por los sentidos se debe llevar a la práctica.  Los cristianos más experimentados comprenden enseñanzas más profundas de la Biblia.  En cambio, los hermanos recién convertidos necesitan instruirse más en la Palabra.  Por eso es bueno que las clases estén divididas: Una clase para los adultos en la fe y otra para los recién convertidos.

     “Adultos en la fe” no se refiere al tiempo transcurrido después de su conversión.  Se refiere a la madurez espiritual que han alcanzado a través del estudio de la Palabra de Dios.

     La capacidad de discernimiento entre el bien y al mal es señal de madurez (vs. 14).  El mal mencionado en este versículo se refiere al desconocimiento de la verdad; es decir, el concepto equivocado que tenían en cuanto a Cristo y las Escrituras.  El bien y al mal puede ser de carácter ético y doctrinal.  El aspecto doctrinal tiene relación con el aspecto moral.  Si una persona tiene buena doctrina y la practica, tendrá buen testimonio, o sea, buenos principios éticos.  Pero si una persona cree que es salvo viviendo desordenadamente, cometerá muchos pecados sin que la conciencia le reprenda.  En este sentido, la doctrina afecta la vida práctica.  En esta sección nos deben quedar claro dos cosas:

1.  La perfección cristiana puede definirse como el clímax de la madurez que lo podemos alcanzar en una entera santificación.

2.  Los hermanos que han alcanzado la madurez saben distinguir perfectamente entre el bien y el mal.

     La palabra “por uso” implica que la madurez es un logro gradual por medio de la práctica de la Palabra de Dios.  La práctica forma un hábito que es una condición natural del cuerpo y de la mente en hacer el bien.  Esto significa que los maduros son aquellos que por su avanzado ejercicio espiritual, tienen plenamente capacitado sus facultades espirituales.  Aquí vale la pena que nos veamos a nosotros mismos, en nuestra disciplina espiritual, no tanto en nuestro conocimiento mental.  Veamos si hemos alcanzado la madurez cristiana.  No es la cantidad de lo que leemos en la Biblia lo que nos perfecciona, sino la cantidad que practicamos.  ¿Oramos y servimos a nuestros Señor?  ¿Somos lo suficiente fuertes para no ser influenciado por falsas doctrinas?  ¿Resistimos cuando vienen sufrimientos?  ¿Permanecemos firmes cuando vienen problemas, o abandonamos la iglesia?


B.  INVITACIÓN A LA PERFECCIÓN CRISTIANA (Hebreos 6:1-3)

     Después de haberles reprochado por su inmadurez espiritual, ahora viene a la exhortación.  “Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección” (vs. 1).  La exhortación es a corregir de inmediato su deficiencia espiritual.

     Este texto, en la paráfrasis bíblica dice: “Basta ya de repetir siempre lo mismo, de enseñar apenas lo más elemental del cristianismo.  Sigamos adelante a otras cosas y, como cristianos sólidos, maduremos en nuestro entendimiento de las cosas de Dios.  Ya hemos hablado bastante de lo inútil que es tratar de alcanzar la salvación por medio de las buenas obras, y de la necesidad de tener fe en Dios; ya sabemos todo lo que teníamos que saber sobre el bautismo, los dones espirituales, la resurrección de los muertos, y el juicio eterno.  Si Dios lo permite enfocaremos otros asuntos” (La Biblia al día, Paráfrasis.  Hebreos 6:1-3).  Esta paráfrasis nos ayuda a comprender las razones de la falta de crecimiento espiritual en los hermanos hebreos cristianos.  Se habían quedado sólo con la enseñanza elemental, igual que muchos hermanos que sólo saben de perdón y de arrepentimiento de los pecados, que con conocimiento muy limitado se arrepintieron.  Por ejemplo: borracheras, adulterio, fornicación, ídolos, y nadas más.  Lo peor de todo es que con ese esquema muy limitado asumen algún liderazgo muy legalista.

     El asunto es el marcado ritualismo en la iglesia.  El autor sólo menciona unos pocos ejemplos: el bautismo, la imposición de manos; pero nosotros en la práctica tenemos muchas ceremonias y ritualismos que les damos más importancia, y olvidamos lo que realmente merece importancia.  Esto es el sistema que constituye el total del evangelio en muchas iglesias de hoy.  El resultado ha sido que muchos cristianos jamás llegan a alcanzar niveles altos de espiritualidad.  Siempre permanecen en un nivel bajo.

     Los cristianos hebreos no estaban capacitados para alcanzar una etapa más avanzada de espiritualidad.  Por lo mismo, necesitaban hacer las primeras obras.  Lo más grave es que si este alejamiento espiritual, ha llegado a ser apostasía, entonces la situación para ellos es repudiable, y están descalificados espiritualmente.


C.  ESTE NO ES UN LLAMAMIENTO PARA LOS APÓSTATAS (Hebreos 6:4-8)

     Esta situación que presenta el escritor, es hipotética (suposición), pero que puede ser o llegar a ser la situación real de los hermanos hebreos cristianos o de cualquier otro grupo que sigue a Cristo.  “Es imposible que los que una vez fueron iluminados, gustaron del don celestial fueron hechos partícipes del Espíritu Santo... y recayeron...” (vss. 4-6).  “Recayeron en el griego es una sola palabra (“parapesontas”) que se traduce “habiendo caído afuera”.  Significa que los cristianos que han recaído no pueden ser renovados.  Pero esta clase de recaída es más que reincidencia de un cristiano débil que ha sido atacado por Satanás.  Se refiere a una persona que persiste en su pecado en forma consciente.  La palabra en mención es muy importante verla en el griego original.  Cuando encontramos la palabra caer (pipto) en griego, significa una caída postrada de la cosa o persona misma.  Esto es común en el Nuevo Testamento.  Pero la palabra “recaer” en el griego (para) sólo se encuentra en este pasaje de Hebreos 6:6, de todo el Nuevo Testamento.  Significa caer fuera.  No se trata de un simple tropiezo en la vida cristiana, sino de un alejamiento total de Cristo.  La palabra caer como aquí se usa sólo puede referirse a un deliberado rechazo a Jesucristo.  En este caso es imposible que sean otra vez renovados para arrepentimiento (vss. 4-6).  Esto significa que se han alejado tanto a tal grado que es imposible moverlos al arrepentimiento.  En este caso, a estas personas, ya no vale la pena hablarles de la perfección, porque de todos modos rechazan deliberadamente.  La imposibilidad de renovar el arrepentimiento reside no sólo en la naturaleza desafiante y deliberada hacia Cristo, sino en la culpa de su vergüenza que les ha traído su apostasía.  Con este comportamiento crucifican constantemente al Hijo de Dios y lo exponen a vituperios (vs. 6).

     Estas personas han creado una nueva cruz para una crucifixión más.  Por supuesto, en esta forma de crucificar, ya no participan gentes con griterías, pero sí disfrutan en burlarse de Cristo ante otros.  Muchos profesores, con amabilidad, usan los clavos de la dialéctica en el aula para crucificar nuevamente a Cristo.  (Dialéctica es el arte de razonar metódicamente).

     El escritor a los Hebreos ilustra esta situación en los versículos 7 y 8:  Cuando la tierra responde a la lluvia del cielo y al trabajo del labrador produciendo la esperada cosecha, recibe bendición de Dios (vs. 7).  Pero si no produce más que espinos y abrojos, es reprobada, y está próximo a ser maldecida, y su fin es ser quemada (vs. 8).

     Este es un triste fin, porque la analogía se aplica plenamente a las almas de muchos que han caído a un estado de incredulidad conocida como apostasía.


D.  LOS HEBREOS AÚN ESTÁN A TIEMPO (Hebreos 6:9-15)

     “Pero en cuanto a vosotros oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores” (vs.9).  Menos mal que el escritor está convencido de que los cristianos hebreos no han apostatado en la forma descrita anteriormente (vss. 4-8).  Todavía están a tiempo de apresurarse a la perfección.  Por lo tanto “aunque hablamos así” (vs. 9), solamente es una advertencia con esperanzas.

     Esa misma esperanza de los cristianos hebreos, también es para nuestra iglesia.  “Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre” (vs. 10).

     Exteriormente su fidelidad es intachable, y ellos deben estar seguros que Dios esta tomando en cuenta todo eso y por lo tanto todavía no los ha rechazado.

1.  El ejemplo de Abraham (6:13-15).  Este ejemplo se hace con tres propósitos.

a.  Reafirmar la idea de un Dios único que juró por sí mismo, no habiendo otro mayor que Él (vs. 13).
b.  Reafirmar las promesas de Dios a Abraham (Génesis 22:16-18).  De hecho hace referencia al Mesías prometido.
c.  Enseñar la forma en que Abraham alcanzó las promesas: con fe y paciencia (vs. 15).  “La paciente esperada fue la obediencia de Abraham al ofrecer a Isaac.  En esto enfrentó la prueba suprema de su invariable lealtad a Dios” (Beacon).


E.  LAS PROMESAS DE DIOS NO CAMBIAN (Hebreos 6:16-20)

     Esta porción contiene incentivos para animar a los hebreos cristianos y para animarnos a nosotros también.  Las promesas, además de ser válidas hoy en día, también están respaldadas por el juramento que Dios hizo por sí mismo.

1.  El juramento de Dios (vss. 16-17).  Es una solemne afirmación, donde Dios está mostrando la inviolabilidad de su propósito. “Él anduvo la segunda milla, por decirlo así, para probar la sinceridad de sus intenciones” (Beacon).

2.  Nuestra esperanza (vss. 18-20).  El propósito de Dios era que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fuerte consuelo (vs. 18): a)  La integridad de la propia Palabra de Dios.  b)  La obligación legal impuesta por el juramento.

     Por medio de Cristo hemos captado de nuevo la esperanza de Israel, la cual es la segura y firme ancla del alma.

     El contenido de la esperanza judía no estaba en un paraíso terrenal con la dominación política del mundo, como erróneamente se la imaginaban.  Esta esperanza verdaderamente bíblica está en morar en la presencia de Dios.  Por eso es que penetra hasta dentro del velo (vs. 19; Levítico 16:2).  Una esperanza que llega tan lejos y entra en la misma certidumbre de la presencia detrás del velo.  En este lugar santo Jesucristo entró por nosotros como precursor, hecho Sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec (vs. 20).  En este caso Jesús es precursor, no sustituto, porque nosotros también hemos de entrar.

     De esta manera el escritor ha retomado el tema indicando que continuará.  Para los judíos este argumento es de gran valor, porque les deja claro lo que significa para ellos la persona de Jesucristo.