LECCIÓN No. 2 (regresar al índice)

QUIÉNES SOMOS LOS "AMIGOS" Y QUÉ CREEMOS

LECTURA DEVOCIONAL: Juan 15:7-17.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Juan 15:14.

LECTURAS DIARIAS


LUNES:  Mateo 3:1-12.
MARTES: Hechos 1:1-11.
MIÉRCOLES:  Romanos 6:1-14
JUEVES: I Corintios 1:10-17.
VIERNES: Efesios 4:1-7
SÁBADO: Efesios 4:8-16.
DOMINGO: Colosenses 2:10-14.
 

PROPÓSITO

 Conocer brevemente el origen y desarrollo de los "Amigos", así como sus enseñanzas y prácticas básicas.

 El movimiento de los "Amigos" (apodados cuáqueros), se inició en Inglaterra en 1647,  cuando la crisis y búsqueda espiritual de George Fox, lo condujeron a un encuentro íntimo y profundo con el Cristo viviente.  Los "Amigos" tenían la convicción de que una experiencia con Dios era posible sin la intervención de ningún tipo de clero, mediación humana, sacramentos, ritos o ceremonias.

 Fox era un hombre piadoso, muy serio y profundo, con una firme fe en las Escrituras.  Decía que la Biblia permanecía como un libro cerrado si la mente no es iluminada por el Espíritu Santo.  Sus seguidores eran llamados "Hijos de la Verdad"; más tarde "Hijos de la Luz".  Creían que la "Luz de Cristo" o "Simiente de Dios" dentro de ellos, les indicaba qué era lo correcto y los guiaba de lo bajo hacia lo alto, de lo impuro hacia lo puro, dando iluminación a la mente y al corazón, así como vida, poder y gozo.

 Fox y los Amigos no creían en escuelas teológicas, ni en tener entrenamiento formal para predicadores, ni en contratar ministros profesionales.  En sus sencillas casas de reunión no tenían instrumentos musicales, ni cantaban; se sentaban y esperaban en silencio hasta que hubiera algún movimiento del Espíritu.  Él podía mover a varios hombres o mujeres, quienes se paraban y daban sus mensajes.  Si no había movimiento después de un tiempo, la reunión concluía sin haber hablado ninguna palabra.

 Los Amigos actuaban basándose en que la bondad produce bondad.  No creían ni en la guerra, ni prestaban juramentos.  Practicaban la sencillez en el hablar y en el vestir.  Tenían una fe firme en la guianza divina, no sólo en sus reuniones, sino en sus vidas diarias.  A menudo esperaban en silencio por dirección en sus problemas y decisiones cotidianas.  Dejaron todo tipo de ceremonias y sacramentos, para llegar al fondo, a las verdades profundas que éstos enseñan.  Su respeto por la dignidad y valor de todas las personas, guió a William Penn y los "Amigos" a tratar justamente con los indios de Norteamérica, pagándoles las tierras que deseaban colonizar.  Así fundaron la próspera Pennsylvania, que ofrecía libertad a los perseguidos en Europa.

 Los Amigos lucharon contra la esclavitud en Norteamérica, siendo pionero destacado entre ellos el sastre-predicador John Woolman.  Elizabeth Fry y otros Amigos efectuaron reformas carcelarias.  Al permitir que las mujeres predicaran y colaboraran en otros ministerios, fueron pioneros en promover la elevación social de la mujer.  Lucharon por la igualdad social y en contra del alcoholismo, y daban ayuda a las víctimas de guerras y desastres.

 Los Amigos crecieron por su activo evangelismo, y al agregárseles muchos descontentos con la vida tibia de sus iglesias.  En 1654 eran sólo sesenta; cuatro años después había treinta mil.  Fueron duramente perseguidos y encarcelados, pero continuaron creciendo.  Movidos por un ardiente celo misionero fueron a Europa, África, a Norteamérica, a todas partes, proclamando el evangelio de Cristo.  Cuando cesaron las persecuciones, su celo disminuyó, y una estricta disciplina sobre los feligreses hizo que hubiera menos convertidos y que perdieran a muchos miembros.

 Lo Amigos se dividieron en varios grupos.  Algunos, aunque conservaron costumbres y las formas de culto antiguas, se volvieron muy liberales y humanistas.  Los Amigos evangélicos, adoptamos la teología arminiano-Wesleyana, mientras retuvimos mucho de la organización y gobierno de los primeros tiempos, así como el no practicar visiblemente el bautismo y la Santa Cena, sino en su significado espiritual.  Con el tiempo absorbimos varias prácticas del culto de otras denominaciones: instrumentos musicales, cantos, seminarios para formar pastores, ministros sostenidos por las congregaciones, servicios programados, etc.

 La obra de los Amigos comenzó en Guatemala en 1902, cuando Clark Buckley y Tomás Kelly penetraron en el oriente del país distribuyendo biblias.  Los Amigos Evangélicos de la Iglesia Nacional de Guatemala confesamos adhesión a la teología "arminiano-Wesleyana", cuyos puntos distintivos principales son:
 

  1. Jesucristo, al morir en la cruz, proveyó salvación para toda la humanidad, pero se hace efectiva sólo en quienes la reciben.

  2. Dios predestinó para la gloria a aquellos que Él supo de antemano (por su presciencia o conocimiento previo) que aceptarían a Jesucristo, usando su libre albedrío (libre escogimiento).  "La presciencia de Dios se refiere al conocimiento anticipado de Dios de las personas, cómo ellas responden a la salvación provista por Él".  (Diccionario Teológico Beacon, p. 543).


El hecho de que Dios sepa anticipadamente cuál será la decisión que los hombres tomen, no indica que Él los obligue a tomar tal decisión.  Por ejemplo:  Una pareja de esposos había convivido durante treinta años.  El esposo conocía perfectamente bien a su esposa.  En una ocasión le llevó una manzana y una mandarina.  Él sabía anticipadamente que su esposa escogería la manzana.  Cuando llegó a la casa le dijo que escogiera una de las dos frutas; y ella escogió la manzana.  El hecho de que el esposo supiera anticipadamente acerca del escogimiento de su compañera de hogar, no indica que él haya determinado que ella escogiera la manzana.

Dios le dio la oportunidad de salvación a todo los hombres, con la condición de recibirla voluntariamente; sin embargo, Él sabía y conocía de antemano quiénes recibirían esa salvación, y quiénes la rechazarían.  Los que usando su libre albedrío reciben la salvación por medio de Jesucristo, son predestinados para su gloria.
 

  1. La salvación puede perderse si el cristiano no permanece en la vida de santidad, en íntima comunión con Dios.

  2. El llamado del Espíritu Santo a ser salvo puede ser resistido por la persona, por su libre albedrío.

  3. El cristiano, al convertirse, recibe una santidad inicial, pero debe alcanzar la entera santificación por el Espíritu Santo, al efectuar una total consagración para que Él lo llene y lo controle.