PASAJES PARA EL ESTUDIO: Vean las citas en esta lección.
LECTURA DEVOCIONAL: Salmo 34:7-14.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Proverbios 19:23.
PROPÓSITO
Ver varios consejos tomados de los Proverbios de cómo podemos conseguir la paz personal.
I. TENER UNA PERSPECTIVA CORRECTA
(Prov. 19:23). Hay mucha paz disponible para nosotros cuando estamos dispuestos a vivir todo el tiempo en el temor de Jehová. Todos nosotros tenemos la necesidad de acercarnos más a Dios. Es natural que anhelemos la paz interior, que proviene de estar completamente contento con el Señor. La garantía de este versículo es que estaremos llenos de reposo y no seremos visitados del mal si le tenemos temor a Jehová.
(Prov. 28:25). En este pasaje vemos la relación entre ser pacificador y la prosperidad, por la relación opuesta entre el que confía en Jehová y el altivo de ánimo, orgulloso o soberbio que se niega a creer en Jehová. El que piensa mucho en sí mismo llega a ser tacaño y resulta causando muchas contiendas; mientras el pacificador, por no actuar así, a la larga, resulta prosperando. Por eso se espera que el que confía en Jehová, sea pacificador y próspero.
(Prov. 29:25). La paz personal proviene solamente de una confianza genuina en Jehová. Si todo el tiempo estamos temiéndoles a otros, nunca adelantaremos. Pasaremos toda la vida con temor de lo que pueden hacernos las personas a quienes tememos. La voluntad de Dios es que nos levantemos del abismo de donde vienen nuestros temores. Debemos subir al nivel donde nuestra confianza esté completamente en Dios. En la práctica, librarnos del lazo del temor requiere nuestra devoción concentrada y oración continua. Así superaremos las amenazas y lograremos más confianza en Jehová, el cual nos dará como fruto la paz personal que tanto necesitamos.
B. EL ÉNFASIS EN LA VIDA PERSONAL
(Prov. 3:13,17). La sabiduría y el entendimiento pueden traer la paz y la serenidad a nuestras vidas. Ciertamente el Predicador del libro de Eclesiastés logró entender que la sabiduría sola es vanidad; pero cuando ésta va bien encaminada, enfatiza que lo más importante es temer a Jehová (Eclesiastés 12:13-14 y Proverbios 1:7). Se puede lograr mucha paz interior con la sabiduría y el entendimiento. Así entendemos mejor todas las cosas que pasan alrededor de nosotros en el mundo físico, y en la sociedad en general. Podemos apreciar mejor las diferencias entre las personas y comprender el mundo en general.
(Prov. 14:30). El corazón apacible es el lugar donde reina la paz personal. Estando así, hay larga vida y contentamiento. Cuando vivamos en unidad con Dios, con nuestra familia, con las personas a nuestro alrededor y con el medio ambiente, es posible tener un corazón en paz que da vida a nuestra carne (nuestro cuerpo).
La envidia que destruye esta paz y carcome nuestros huesos, puede ser uno de los móviles principales de todo el sistema materialista de andar amontonando cosas materiales que a través de la historia han destruido a muchos; y además, ahoga a millones de personas hoy en día. Donde no hay envidia podemos aceptar a otros, estar en paz con ellos y no ser negativos, afectados por lo que ellos tienen o pueden hacer.
(Prov. 28:18). “El que en integridad camina” nos hace pensar en una vida de santidad que produce la paz personal. Por supuesto, la santidad solamente está disponible para los que por la sangre de Jesucristo han sido declarados limpios (I Juan 1:9). Si andamos en santidad, Dios nos va a guardar (seremos salvos en este mundo y en la eternidad). Esto es una fuente de la paz interior personal: saber que Dios está guardándonos todo el tiempo. Él nos da la paz y nos mantiene en ella. En contraste a ello, el perverso caerá en alguno de los caminos de perversidad que maquina. Solamente haciendo un cambio total podrá haber paz en su corazón.
(Prov. 29:6). Nuestra paz personal depende de nuestra justicia personal. El justo puede cantar y alegrarse, mientras que en la transgresión del hombre malo hay lazo. Así que el justo puede descansar en paz porque está bien con Dios, y ninguno puede traer ofensa contra él. Él está completamente libre ante Dios y ante las personas también.
C. ENFATIZAR LA PAZ EN EL HOGAR: (Prov. 17:1)
La paz en el hogar es una meta de mucha importancia que debe reemplazar todas las metas económicas que tenemos en nuestra familia. Muchas veces las metas económicas son las que producen las contiendas y las divisiones en los hogares. Si todo el empuje de la familia es ganar dinero, entonces no queda energía ni tiempo para trabajar para la paz y la tranquilidad. Solamente puede prevalecer la paz en el hogar cuando es una meta estimada para la cual nos esforzamos constantemente. ¡Sacrifiquemos para esta paz, una parte del tiempo, que de otro modo, lo dedicado a otras actividades!
Una forma importante de lograr la paz y la tranquilidad en el hogar es dedicar tiempo frecuentemente al diálogo para enmendar nuestras dificultades, y comprender las metas y las preocupaciones de todos en la familia. También, como padres cristianos necesitamos vivir en paz con nuestros niños en los años cuando ellos están creciendo. Solamente podemos hacer esto, apartando tiempo de alta calidad con ellos y haciendo un esfuerzo concienzudo de mantener la comunicación con ellos para poder entenderles y reconocer sus sufrimientos.
Las contiendas no son productos del pacificador, sino del necio. Si nosotros queremos mantener la paz personal, entonces evitemos decir las cosas que provoquen en otros el deseo de agredirnos. Realmente cuando estamos ocupados en la predicación positiva del evangelio de nuestro Señor Jesucristo, no nos queda tiempo para criticar, denunciar o envilecer a otros. No debemos predicar contra otros directamente, sino prediquemos sólo el mensaje positivo de Cristo.
B. NO DESARROLLAR MUCHA CERCANÍA CON LOS IRACUNDOS (Proverbios 22:24-25)
A veces la búsqueda de la paz simplemente es asunto de prudencia con nuestras amistades. Esta es una luz para guiarnos en un mundo muy complejo. Este proverbio no contrarresta el poder del Espíritu Santo al equiparnos para tener contactos con todas las personas que necesitan el evangelio. Tampoco nos desvía del ministerio de la reconciliación donde trabajamos como árbitros pacificadores, solucionando dificultades entre personas iracundas. Simplemente observamos que hay más paz personal no entremetiéndonos con los iracundos.
C. EVITANDO HÁBITOS COMPULSIVOS (Proverbios 23:29-30)
Los hábitos compulsivos como detenerse mucho en el vino destruyen la paz personal. Hay otros hábitos compulsivos que debemos tratar igualmente como el alcoholismo. Entre éstos están: la drogadicción, la perversión compulsiva del sexo, la adicción a los juegos de azar, la dedicación compulsiva al trabajo y aún la compulsión incontrolable de comer excesivamente. Comúnmente el que hace una cosa compulsivamente tiene tendencia a hacer otras cosas por compulsión también. (Debemos recordar esta verdad cuando estamos procurando ayudar a personas con hábitos compulsivos). Estas personas no tienen paz personal, ni con sus familias, ni con sus amigos a quienes tienden a usar y abusar para mantener sus hábitos compulsivos. También les hace falta la paz porque se sienten esclavizadas y no ven cómo escaparse de sus malos hábitos. Evitando estos hábitos tendremos más paz. ¡Gracias a Dios que nuestro Señor Jesucristo tiene todo el poder para ayudarnos a dejar estos hábitos!
D. BUSCANDO LA SEPARACIÓN DE LA RENCILLA (Prov. 21:9,19; 25:24; 27:15-16)
El punto de vista del proverbista era masculino, pero en la aplicación moderna nosotros hablamos de la paz que proviene de separarnos de cualquier fuente de la rencilla, sin necesidad de hacer distinción de sexo. Recordemos que no hay nada malo en la necesidad de una separación de vez en cuando. Cristo se apartó de todos para la oración. Nosotros podemos separarnos de las rencillas del mundo diariamente para acercarnos a Dios. Hay gran paz personal en separarnos de los que nos fastidian, y gran fortaleza en acercarnos a Dios. Pero como Cristo regresó a las multitudes, nosotros podemos regresar fortalecidos para enfrentar las dificultades con una paz interna sembrada por Dios. Entonces podemos apoyar a la persona que busca un poco de separación para tener paz personal.
Es maravilloso tener un amigo capaz de darnos consejos serios y adecuados para nosotros. Los proverbios hablan del valor de los buenos consejeros (Prov. 11:14; 15:22; 24:6). Nosotros podemos tener mucha paz interna al confiar en los buenos consejos de las personas confiables.
B. BUSCAR UN REFUGIO EN MOMENTOS ADECUADOS (Prov. 22:3; 27:12)
A veces hay paz personal en un refugio. Generalmente Dios nos llama a vivir con prudencia, evitando peligros innecesarios. Así que las autoridades, los discípulos y amigos de Pablo, hicieron lo correcto en no dejarlo salir ante el alboroto en Éfeso (Hechos 19:30-31). El peligro es muy caprichoso. De una pelea o un desorden pueden salir disparos por todos rumbos; y generalmente nosotros no tenemos ninguna razón para exponernos. También en base a estos versículos, es legítimo asegurar nuestras cosas en una forma adecuada. Por ser cuidadosos, podemos tener más paz personal.
C. DESARROLLAR LA BUENA COMPAÑÍA (Prov. 31:10-12,23, 28-29)
En estas citas podemos ver la paz personal que esta persona tiene por razón de su familia. Hoy en día aplicamos este pasaje igualmente al hombre como a la mujer. Enfoquemos especialmente los versículos 28-29, donde se alaban los aspectos positivos frecuentemente, en este caso, diariamente, al levantarse. Si queremos seguir viviendo en la paz personal o si queremos desarrollar esta paz, debemos hacer un buen hábito de alabar frecuentemente los aspectos positivos de otros, y siempre apoyar y fomentar lo que es bueno en otro. De esta manera estaremos estimulándoles a seguir en lo bueno.