LECCIÓN 3  (regresar al índice)

EL LIBRO DE JOB III

TAREA

  1. Estudiar Job 32 – 42
  2. Estudiar esta lección y completar todos los puntos en el Manual de Trabajo, lección 3, páginas 9 al 12.
ARENGA DE ELIÚ.

    En esta sección del libro de Job se introduce un nuevo personaje –Eliú.  Él había estado presente y había oído todas las discusiones de Job y sus tres amigos.  Eliú, por ser más joven que los demás, se quedó callado hasta que aquéllos terminaron sus discursos.  Pero él estaba descontento tanto con Job como con sus tres amigos y cuando éstos terminaron de hablar, respondió con una arenga larga (Job 32:6 al Job 37:24).

    En esta parte, esta arenga se dirige a los “consoladores” de Job, pero la mayor parte de su arenga es un ataque directo sobre Job mismo.  Parece que Eliú tiene el propósito de avergonzar a los tres “consoladores”, reprender a Job, y vindicar la justicia de Dios; pero su discurso es arrogante y vanidoso.  Eliú exagera las faltas de Job en cuanto a su genio y lenguaje, y por consiguiente le censura injustamente.  Pero agrega un elemento importante a la controversia.  Eliú insiste que las aflicciones son enviadas por Dios para corregir y no castigar, y que Dios corrige en amor, y no en ira.  Las correcciones de Dios tienen por objeto amonestar, enseñar, y refrenar al hombre de seguir un camino peligroso, y no son enviadas en venganza por los pecados pasados (Job 33:29, 30; 34:23, 31, 32; 35:15; 36:5).  Hay mucho que es inspirante e instructivo en los argumentos de Eliú (Job 33:14-30; 34:10, 11; 36:7-16; 37:2-13), pero el tono del discurso es brusco e irrespetuoso, de tal modo que no es sorprendente que Job ni contesta a esta arenga.

DISCURSO DE JEHOVÁ

    Repentinamente, en medio de un torbellino, Dios mismo toma la palabra, y hace un discurso a Job que ocupa cuatro capítulos, a excepción de una breve respuesta de Job (Job 40:3-5).

    El objeto del discurso no es de resolver todos los problemas planteados en los argumentos y controversias, sino para dar a entender a Job que él ha sido imprudente con sus palabras, y que al dudar la rectitud y justicia del gobierno divino, ha entrado e un campo ajeno, donde él no es competente para juzgar.  Jehová hace esto por medio de un repaso maravilloso y comprensivo de las glorias y bellezas de la creación.  Dios le reta a Job a declarar cómo las cosas fueron creadas, cómo se ordenan y mantienen, y cómo los varios fenómenos de la naturaleza se efectúan (Job 38 y 39).

    Job responde muy brevemente (Job 40:3-5) y admite su ignorancia y debilidad, y luego Dios le hace dos preguntas más.  ¿Puedes controlar el gobierno de la humanidad siquiera por un poco tiempo? (Job 40:10-14).  ¿Puedes controlar dos de las creaciones animales de Dios —el behemot y el leviatán? (Job 40:15-41:34).  Si no, ¿Cómo puedes presumir de sabio y dudar la forma en que yo gobierno al mundo?

    En cuanto al “behemot” hay diversas opiniones.  Algunos eruditos creen que puede ser el mamut, el rinoceronte, el hipopótamo, o el elefante.  De éstos, el mamut se ha excluido por falta de evidencia que existiera en el día de Job, y el rinoceronte ha sido excluido por falta de cualquiera referencia a sus rasgos distintivos.  En fin, los eruditos están divididos en su opinión entre el elefante y el hipopótamo, pero los mejores estudiantes del hebreo y los naturalistas favorecen al hipopótamo.

    El “leviatán” en este pasaje puede ser un monstruo marino, una especie de ballena, o un cocodrilo.  Ahora se acepta casi universalmente que se refiere al cocodrilo, animal muy conocido en las playas del río Nilo.

RESPUESTAS DE JOB

    Brevemente y sin reserva, Job hace su última declaración (Job 42:1-6).  Reconoce que “hablaba lo que no entendía” y que la sabiduría que él pretendía tener es “demasiado maravilloso para mí” (Job 42:3),  Por tanto él se aborrece a sí mismo y se “arrepiente en polvo y ceniza” (Job 42:6).

SECCIÓN HISTÓRICA DE CONCLUSIÓN

    Terminados los diálogos, llegamos a una breve sección histórica con la cual termina el libro de Job (Job 42.7-17).  En esta sección se nos relata que Dios, habiendo terminado de reprender a Job, se vuelve a condenar a los tres “consoladores” de Job, acusándolos de ser más culpables que Job en sus palabras desenfrenadas (Job 42:7, 8).  Entonces Dios requirió de ellos un sacrificio de holocausto para hacer expiación por sus faltas, y les dijo que si Job oraba por ellos, Él oiría la oración y los perdonaría.

    El sacrificio fue ofrecido, y después de que Job orara por sus amigos, Jehová “quitó la aflicción de Job” y le aumentó al doble todas las cosas” que había tenido antes (Job 42:10).  Sus riquezas fueron restituidas al doble y sus amigos y familiares le felicitaron, cada uno trayéndole  regalos (Job 42:11).  Otra vez tuvo siete hijos y tres hijas.  No se le aumentó al doble los hijos, porque como seres inmortales, los primeros todavía existían en la presencia de Dios.

    El libro termina con la cronología de Job después de su restauración.  Nos dice que vivió 140 años más, y llegó a ver sus descendientes hasta la cuarta generación.  Al fin pasó de este mundo a la presencia de Dios, “viejo y lleno de días”.
 

(regresar al índice)