LECCIÓN 4  (regresar al índice)

LA PERSONALIDAD EL PREDICADOR (CONT.)

2.  DEBE SER HOMBRE DE PROFUNDA PIEDAD

    En las cartas del Apóstol Pablo ya anciano, al joven Timoteo, aquel le exhorta muchas veces a la pureza y a la piedad de vida.  Lo que somos habla más recio que lo que decimos, y ciertamente de una manera efectiva.  “Purificaos los que lleváis los utensilios de Jehová”  (Isaías 52:12).

    El predicador tiene que ser limpio en los hábitos de su vida.  No ha de tener ningún hábito de su vida.  No ha de tener ningún hábito impuro ni vicio secreto.  Al que peca secretamente, Dios lo avergonzará públicamente.  La vida de David es una ilustración de esa verdad.  Le faltará poder en el púlpito al predicador que  no es limpio en su vida privada.  El no puede presentarse con confianza si sabe que su vida no es pura como debe ser.  “Así que, si alguno se limpia de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra”  (2a. Timoteo 2:21).

CUESTIONARIO

APRENDIENDO NUEVAS PALABRAS
 Piedad
Efectivo
Instrumento
Hábito

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