LECCIÓN 2   (regresar al índice)

EL PREDICADOR Y SU PERSONALIDAD

    La personalidad del predicador tiene mucho que ver con el efecto de su mensaje.  Un pintor puede ser un canalla, y sin embargo, hace una pintura que será admirada en gran manera; un escritor puede ser inmoral y no obstante producir un libro que le traiga mucha fama.

    No es así con el predicador y su sermón.  Son íntimamente unidos los dos; en verdad el sermón ha de ser la expresión de u misma vida y experiencia.  Si no es así, lo que se llama su sermón no será sino “metal que resuena o címbalo que retiñe” (1a. Corintios 13:1).

    La verdad tiene que llenar al predicador antes que él pueda proclamarla con poder que convenza.  Aunque es cierto que un predicador desconocido puede engañar a la gente y aun puede haber almas convertidas a Cristo, sin embargo si ese mismo predicador permanece en el mismo lugar hasta que le conozcan, sus predicaciones llegarán a ser inútiles y aun perniciosas.  Por tanto se ve que la preparación para el ministerio del evangelio no consiste en ciertas reglas para hacer sermones o la manera de darlos, sino en el desarrollo del mismo predicador.

CUESTIONARIO

APRENDIENDO NUEVAS PALABRAS

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