LECCION No. 6   (regresar al índice)

CRISTO JESUS Y EL PERDON DIVINO



PARA ESTUDIO: Nehemías 1:5-11; Oseas 14; Mateo 18:23-35;
Lucas 36-50.
LECTURA DEVOCIONAL: Salmos 103:1-13.
TEXTO PARA MEMORIZAR: II Crónicas 7:14.
 

LECTURAS DIARIAS

LUNES: Dios es Fiel. Deuteronomio 4:26-31, 37-40.
MARTES: Esté Ahora Atento tu Oído. Nehemías 1:5-11.
MIERCOLES: He Oído tu Ruego. II Crónicas 7:11-18.
JUEVES: Los Caminos del Señor. Oseas 14:1-9.
VIERNES: ¿Cuántas Veces Debemos Perdonar?  Mateo 18:21-34.
SABADO: "Tus pecados te son perdonados". Lucas 7:36-50.
DOMINGO: "Lo vio su padre". Lucas 15:11-24.
 

PARA DISCUSION Y ESTUDIO

1.  ¿Por qué es necesaria la conversión para recibir el perdón divino?  Comente.
2.  ¿Qué sucede en el corazón del hombre en la conversión y qué acción toma Dios hacia el convertido sincero?  Discuta.
3.  ¿Cuáles son los frutos inmediatos de aquél que se ha convertido?  Comente.
4.  ¿Qué lección aprendemos de la actitud de la mujer pecadora que se menciona en nuestro estudio?  Discuta.
 

PROPOSITO DE LA LECCION

 Recalcar con un vigor renovado, la provisión divina para perdonar a todos los perdidos.
 

EXPOSICION DE LA LECCION

INTRODUCCION

 La historia de la mujer pecadora que consideraremos en el estudio de hoy, se encuentra primordialmente en el evangelio de Lucas.  Pero no se debe confundir con una historia similar que se encuentra en los otros tres evangelios (Mateo 26:6-13); Marcos 14:3-9).  Hay cuatro diferencias básicas en estas dos historias.  La primera, la historia de Lucas sucedió en Galilea; la otra en Judea (Betania).  Segundo, las actividades reveladas por el anfitrión en ambos casos fueron diferentes, aunque los dos hayan tenido el mismo nombre.  El Simón de la historia de Lucas es áspero y criticón; el otro Simón es comprensivo y amigable.  Tercero, la mujer de las dos historias son como dos polos.  Lucas escribe acerca de una mujer que era pecadora; la otra mujer de los evangelios era de la familia de Lázaro, una mujer piadosa.  Y cuarto, la historia de Lucas sucedió al principio del ministerio de Cristo; la otra hacia el final.

 La mujer de la historia que consideraremos hoy, era una mujer de mala nota, una mujer de la calle.  Los fariseos se deleitaban en usar la palabra "pecador" en una forma cáustica y condenatoria, especialmente cuando se refería a una mujer caída o a los publicanos.  Cuando Jesús habló con una mujer pecadora, el tono de su voz no estaba lleno de sarcasmo, pero tampoco ni por un momento minimizaba el pecado de aquella persona.  Vivimos en días cuando la infidelidad marital casi no es considerada como pecado por algunos.  Nosotros no debemos olvidar lo que la Palabra de Dios dice acerca de la inmoralidad y el adulterio, ambos pecados están bajo el juicio divino.
 

I.  EL REY JUSTO Y LOS SIERVOS INJUSTOS
    (Mateo 18:23-35)

 ¿Cuál sería considerada como la relación correcta entre el amor de una persona hacia Dios y la profundidad del pecado donde fue libertada?

 Esta parábola solamente se encuentra en Mateo.  Es una historia de profundo contraste; esta verdad le da una cualidad de una comparación inolvidable.

1.  UN REY MUY RICO

 La riqueza de este rey es fácilmente comprendida cuando consideramos que sólo uno de sus siervos le debía diez mil talentos, el equivalente a unos diez millones de dólares.  Esta cantidad parece astronómica; pero en verdad el siervo era un príncipe tributario, un oficial de alto rango en una corte oficial.

 Por supuesto que la parábola tiene la intención de recalcar la deuda inmensurable que todo pecador tiene con Dios.  El Maestro estaba procurando mostrar la imposibilidad de que nosotros podamos pagar tan grande deuda del pecado, a menos que seamos perdonados por Dios.

2.  EL REY LE PERDONO LA DEUDA (vrs. 25-27)

 Cuando el rey se encontró con que no había forma de que su siervo le pagara la deuda, entonces lo sentenció a ser vendido en esclavitud junto con toda su familia.  Esta sentencia parecía estar llena de profunda crueldad, pero estaba de acuerdo con las costumbres de su tiempo.  Los horrores de este destino son solamente las prefiguraciones del sufrimiento del infierno que pasarán todos aquellos que sus pecados no sean perdonados en su vida.

 Cuando el siervo se arrojó a la misericordia del rey, la suma fue inmediatamente perdonada.  Este acto simboliza la incomparable gracia de Dios.

3.  EL SIERVO INJUSTO (vrs. 28-30)

 Al salir de la presencia del rey lleno de alegría al haber recibido el indulto de su deuda, se encontró con un consiervo que le debía una suma ridícula, "cien denarios", como unos 20.00 dólares.  Y cuando el consiervo le dijo que no le podía pagar en aquel momento "lo asió del cuello y casi lo ahogaba", y luego lo metió en la cárcel.

 Cuando el rey supo de semejante acto, él también ejerció toda la fuerza de su justicia y poder sobre el siervo injusto.  El que no muestra misericordia no recibirá misericordia.  "Entonces su Señor enojado, le entregó a los verdugos, hasta que le pagase todo lo que le debía" (v. 34).  Dios no puede perdonar a una persona que no sabe perdonar también.  Alguien ha dicho: "El único pecado que Dios no puede perdonar es a un espíritu que no sabe perdonar".
 

II.  EL ANFITRION, LA CASA Y LA PECADORA
     (Lucas 7:36-37)

 ¿Cómo explicaremos la presencia de Cristo en la casa de un fariseo?

1.  "EN CASA DEL FARISEO"

 Cristo Jesús fue invitado más de una vez a la casa de fariseos.  Y él aceptó con frecuencia.  Pero eso le acarreó una crítica muy severa, especialmente en los últimos días cuando sus enemigos andaban buscando excusas para atacarlo.  Pero en este incidente, cuando el fariseo lo invitó, él aceptó.  Con esta acción Cristo mostró que él ve la sinceridad de la invitación y no la popularidad del que invita, ya que cuando lo invitamos a nuestros corazones, él siempre está dispuesto a venir.  De otra manera, ¿quién de nosotros hubiera merecido recibirlo como Salvador?

2.  "ROGO A JESUS QUE COMIESE CON EL" (v. 36)

 Esta era más que una invitación incidental, pues incluía la participación de los alimentos.  El tomar los alimentos juntos de acuerdo a la costumbre oriental, incluía el ofrecimiento y la aceptación de la amistad.  Pero tal vez Jesús había aceptado ir, porque sabía la ayuda que aquella mujer necesitaba, "mujer ... que era pecadora".  Esta mujer ejercía la prostitución en las calles de la ciudad.  En la conciencia de aquella sociedad, una mujer de tal calaña no podía entrar en la casa de una familia honrada sin traer deshonra al jefe de la familia.  Con razón Simón estaba tan sorprendido con la presencia de aquella mujer.  Ella había oído que el Señor estaba en aquella casa, por eso valientemente se atrevió entrar.  También sabía que de acuerdo a la costumbre de aquel tiempo el invitado de honor estaría reclinado frente a la mesa.
 

III.  LA OFRENDA DE ALABASTRO
      (Lucas 7:38-39)

 ¿Cuál es el significado más profundo del episodio del frasco de alabastro?

1.  "UN FRASCO DE ALABASTRO CON PERFUME"

 El corazón de aquella mujer estaba lleno de angustia y dolor.  Sin embargo, ella se movió lenta pero decididamente hasta caer a los pies de Jesús.  Al estar ahí de rodillas, sus lágrimas empezaron a regar los pies del Señor, entonces ella se soltó su pelo y se los secó.  Luego en un arrebato de amor profundo y agradecido, vertió el contenido de su frasco en aquellos sagrados pies; la fragancia del perfume llenó toda la casa.  ¿Cómo había obtenido aquel perfume?  ¿Lo había comprado con sus ganancias de pecado?  Si eso era verdad, al Señor no le interesaba, ya que aquella mujer se había encontrado con el que amaba su alma y la quería salvar.
 

IV.  UN SERMON PARA SIMON
     (Lucas 7:39b-47)

 ¿Cuáles son las bases para nuestro amor a Dios?

1.  "CUANDO ... EL FARISEO" (v. 39)

 Cuando Simón se dio cuenta de lo que estaba pasando, se quedó completamente sorprendido.  ¿Acaso estaba Cristo ciego?  ¿Cómo permitía que una persona tan vil lo tocara?  Esto lo pensó Simón para sí.  Sin embargo, no debemos olvidar que el Señor conoce todos nuestros pensamientos.  En una forma sencilla, él probó que no sólo conocía lo que estaba pasando por la mente de Simón, sino que él sabía perfectamente bien la clase de mujer que era aquella.

2.  "UNA COSA TENGO QUE DECIRTE" (vrs. 40-43)

 Como respuesta a la cortés pregunta de Simón: "Dí Maestro", Cristo le dijo la parábola de los deudores.  Uno debía "quinientos denarios", como cien dólares; y el otro "cincuenta", como diez dólares.  El primero debía diez veces más que el segundo.  Pero ambos tenían una cosa en común: ninguno de los dos podía pagar (v. 42).  El prestamista tenía dos alternativas, vender a los deudores en esclavitud, o concederles el perdón.  El prestamista escogió la segunda opción; ambos fueron perdonados.  Luego le preguntó el Señor a Simón: "Dí, pues, ¿cuál de ellos le amará más?"  La respuesta por supuesto es obvia.

 La pregunta del Maestro era un método usado por Jesús para poner a las personas en una posición por medio de la cual ellos mismos sacaran sus conclusiones (vea Lucas 10:36).  Este método fue de más utilidad para Simón que si el Señor mismo hubiera sacado la conclusión.  Simón estaba en una trampa y no tenía sino una respuesta, "pienso que aquel a quien perdonó más".

3.  "AQUEL A QUIEN SE LE PERDONA POCO"

 Con sincera y tierna franqueza, el Señor le mostró a Simón su falta de amor.  Aquella mujer pecadora le había limpiado sus pies; Simón no lo había hecho, aunque era la costumbre de su día hacia el visitante.  Ella besó los pies del Señor profusamente; Simón había olvidado darle el beso en la mejilla, costumbre oriental de bienvenida.  Ella le había vertido perfume en sus pies; Simón le había dado lugar a la crítica mental.  Aquella penetrante verdad ha de haber perseguido a Simón por el resto de sus días.  ¡Ahí tenía la verdad!  El no había mostrado amor; por lo tanto no había recibido perdón.  Estas palabras deben hacernos pensar y evaluar el amor que le tenemos a Cristo.

 Las palabras "Tus pecados te son perdonados" (v. 48), sugieren que posiblemente ella se había encontrado anteriormente con el Maestro y había sido perdonada.  Ahora estaba testificando públicamente su gratitud por aquel sentimiento glorioso de paz con Dios.
 

V.  EL QUE PERDONA PECADOS
    (Lucas 7:48-50)

1.  "¿QUIEN ES ESTE?  (v. 49)

 Los que escucharon aquella declaración se quedaron maravillados.  La prerrogativa de perdonar pecados solamente le pertenecía a Dios.  Todos los judíos sabían eso.  ¿Podría ser acaso Dios el que estaba reclinado a la mesa de aquel fariseo?  Si era así ¿podrían ellos también recibir perdón?  ¿Cuál sería el camino?

2.  "TU FE" (v. 50)

 La respuesta del Señor fue directa y clásica.  En ella no se encuentra una oración florida ni alarde del poder divino.  Primero, la salvación es por la fe, nunca por sentimientos o emociones.  Cristo dijo a la mujer, "Tu fe te ha salvado".  Su salvación no era el resultado de oraciones largas y elaboradas.  Ella sencillamente había creído en Cristo.  Su fe había tocado los cielos y ella había recibido el perdón completo.  Segundo, ella escuchó la inevitable respuesta a su fe, "Ve en paz".  Pablo escribió, "Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo" (Romanos 5:1).
 

 Esas palabras cayeron con profunda ternura en el corazón de aquella mujer.  Pueda cada corazón necesitado regresar con fe a Cristo y escuchar las palabras de perdón que le darán paz y gozo incomparable.
 

CONCLUSION

 Toda la Biblia está llena de dos factores: la ira de Dios sobre el pecador y el pecado y por otra parte, su inmenso amor y misericordia en perdonar al que se humilla suplicando su perdón y misericordia.  Desde el principio Dios mostró su aborrecimiento al pecado, y Jesús es la manifestación de Dios en la carne; no podría sentir de otra manera.  Dios tuvo misericordia de su pueblo amado, pero cuando pecó y se ensoberbeció por su grandeza, los azotes más tremendos de parte del Señor cayeron sobre ellos, y cuando se humillaron, él estuvo listo para perdonarlos.

 Como este texto se refiere al pueblo de Dios, el judío, bien puede trasladarse a nosotros, que según Pablo, somos el Israel de Dios por fe en Cristo.  Necesitamos que nuestra tierra espiritual sea sanada.  Por todas partes se oyen los clamores de la sequía.  El mundo ha penetrado más y más secando la vida espiritual y minando la misma Iglesia.  No hay avivamientos.  La miseria espiritual se hace sentir cada vez más; hay una solución aunque no sea la agradable: "si se humillare mi pueblo".

 Cristo mantiene la misma posición.  Si queremos la bendición necesitamos humillarnos como pueblo de Dios, reconocer nuestra caída y nuestros desvíos.  Sin duda es lo más duro y difícil porque los humanos no somos humildes por naturaleza; pedir perdón y volver por el camino real de la santidad, es la voluntad de Dios.
 

ILUSTRACION

 Un cierto rico escocés había prestado en vida mucho dinero a varias personas.  El era muy considerado; trataba con cariño a sus deudores y cuando se daba cuenta de que era imposible que le pagaran, ponía debajo de la cuenta su firma junto con la palabra: "Perdonado".

 Después de su muerte, su esposa se dio cuenta que era mucho el dinero que amparaba las notas perdonadas y se dio a la tarea de cobrarlas.  Tuvo que principiar juicios legales hasta que el juez, al examinar uno de estos casos le preguntó:
   -Señora, ¿es ésta la firma de su esposo?
-Sí, -respondió ella-, de eso no hay duda.
   -Entonces -dijo el juez-, no hay nada que obligue a esta gente a pagar cuando el mismo esposo de usted ha escrito la palabra "Perdonado".

 Si Cristo ha perdonado nuestros pecados, en vano se ufana el Diablo por traérnoslo a la memoria.  "Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús" (Romanos 8:1).
                                            -Corazón y Vida.
 
 
 

Cuando Jesús habló con la mujer pecadora, no se dirigió a ella con voz fuerte, pero tampoco minimizó el pecado de ella.  En nuestros días, el pecado de infidelidad casi no es considerado pecado por algunas personas.  Sin embargo, no olvidemos lo que la Palabra de Dios dice acerca de la inmoralidad y el adulterio; ambos están bajo el juicio divino.

Por otro lado, el que no muestra misericordia tampoco recibirá misericordia.  «Entonces su Señor enojado, le entregó a los verdugos, hasta que le pagase todo lo que le debía».  Dios no puede perdonar a una persona que no sabe perdonar también.  Alguien ha dicho:  «El único pecado que Dios no puede perdonar es a un espíritu que no sabe perdonar».