LECCIÓN No. 2  (regresar al índice)

MATERIALES Y MUEBLES DEL TABERNÁCULO

PARA ESTUDIO: Diversos textos.
LECTURA DEVOCIONAL: Hebreos 9:1-14.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Éxodo 25:8.

PROPÓSITO

Hacer ver la importancia del tabernáculo y sus muebles; explicar el simbolismo de los muebles con relación a la obra redentora de Cristo.

A.  EL TABERNÁCULO

     La importancia del tabernáculo se ve por la cantidad de capítulos que se le dedican a su descripción (13 capítulos en Éxodo).  En contraste con esta cantidad, se dedican únicamente tres capítulos para describir la creación y la caída del hombre.  Esto indica que la adoración a Dios es más importante que la creación, o sea, la razón por el cual el hombre fue creado es más importante que el hecho de la creación.

     Versículos claves:  "Y harán un santuario para mí, y habitaré‚ en medio de ellos"  (Éxodo 25:8).  "Mira y hazlos conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte"  (Éxodo 25:40).

     La Biblia muestra que el propósito de Dios es restaurar, por la obra de la redención, la comunión del hombre consigo mismo que fue perdida en el Edén.  Las tiendas de Israel estaban instaladas ante el Sinaí.  Dios quería tener su tienda en medio de ellos para mostrar que Él también habitaba en medio de ellos en el viaje hacia la tierra prometida.

     Dios habitaba en tienda así como ellos habitaban en tiendas.  Por eso no les pidió que construyeran un palacio o una catedral.  La palabra hebrea traducida "habitar", en referencia al tabernáculo, tiene el concepto de habitar temporalmente en una tienda de campaña.  Hay otra palabra hebrea para indicar que Dios mora eternamente en el cielo.  Pero aunque Él estaba en medio de ellos, su pueblo escogido, la entrada en su presencia fue bien guardada.

     El pecado ha manchado al hombre a tal grado que no es digno de acercarse a la presencia de Dios que es infinitamente santo.  Si el hombre ha de vivir con Dios, el pecado tendrá que ser borrado y el corazón limpiado.

     El tabernáculo con sus muebles y ritos sirvió como una gran ilustración de la manera en que el hombre puede ser limpiado y tener la comunión con Dios.  Sin embargo, el acceso a Dios nunca fue perfecto bajo el Primer Pacto.  Todo eso fue establecido para enseñarle a Israel la santidad de Dios, la misericordia de Dios, lo terrible que es el pecado y la manera de acercarse a Dios.

     Fue establecido hasta el tiempo de la corrección; esto fue el tiempo de Cristo quien hizo el sacrificio perfecto y abrió el camino hacia Dios para todos.  Dio libre acceso a todos los hombres por medio de Él mismo hasta la presencia de Dios.  De esta manera, los individuos sólo pueden llegar a Dios a través de Cristo.  Cualquier esfuerzo humano va al fracaso.

     Aunque fue un sistema establecido en forma temporal, hasta que Cristo consumara su obra de redención, no debemos menospreciar el tabernáculo, ni el sacerdocio de Aarón, ni sus significados.  Por varios siglos fue la manera de acercarse a Dios y agradarle.  Sirvieron como una gran lección objetiva para enseñarle a Israel las cosas de Dios.

     Este tabernáculo no fue un lugar de reuniones para toda la gente.  Era el lugar del encuentro con Dios por medio de sus representantes.  A veces se le llama "la tienda de reunión" o "la tienda del encuentro".  Cristo vino y habitó entre nosotros, y Él fue el santuario donde el hombre se encuentra con Dios (Juan 1:14).  También tiene otro sentido que indica que el creyente es un santuario o templo (2 Corintios 6:16-18; Efesios 2:20-22).

     La importancia del tabernáculo se ve por el espacio que le dedica la Biblia al ocuparse de él.  Hay muchas referencias acerca del tabernáculo en otras partes de la Biblia.  El libro de Hebreos da la explicación espiritual del tabernáculo.


B.  CONTRIBUCIONES PARA EL TABERNÁCULO

     Al salir de Egipto, los israelitas despojaron a los egipcios de una gran cantidad de oro, plata y joyas.  Algunas de estas riquezas fueron usadas para fabricar el becerro de oro (ídolo con que provocaron la ira de Dios).  Sin embargo, cuando Moisés pidió a los israelitas que ofrendaran para la construcción del tabernáculo, la gente ofrendó de ese despojo.  Y lo ofrendó de buena voluntad (Éxodo 25: 2-9; 35:21-22).  Al fin, Moisés tuvo que decirles que dejaran de dar más ofrendas porque sobraban las cosas (Éxodo 36:2-7).  Estas ofrendas eran voluntarias.

     Además de las ofrendas voluntarias, había una ofrenda obligatoria -el dinero de rescate.  Este fue el medio siclo de plata que cada hombre tenía que dar cuando contaban a los hombres en el censo.  Este dinero era  para el uso del santuario y para hacer expiación (Éxodo 30:11-16).  Esto nos recuerda la redención de Cristo.  Cristo vino de la gloria y vivió aquí en el mundo.  El vino para rescatarnos.  Somos redimidos por un precio mayor que la plata del rescate -la sangre preciosa de Cristo (I Pedro 1:18, 19).  La cantidad de dinero de rescate tenía que ser igual para los ricos y para los pobres.  Así es que todos ganan la salvación de la misma manera, sean ricos o sean pobres.


C.  LAS TRES ÁREAS DEL TABERNÁCULO

     El área del tabernáculo se dividía en tres partes: el atrio, el lugar santo y el lugar Santísimo.  El atrio estaba en el aire libre, y era iluminado por el sol.  Hasta allí podía entrar la gente para hacer sus sacrificios.  El lugar santo estaba dentro de la tienda y era iluminado por el candelero.  Sólo los sacerdotes podían entrar allí.  El lugar santísimo, también estaba adentro, y era iluminado por la "gloria sekinah" (lo que habita), o sea, iluminado por la gloria de Dios mismo.  Dios permitía entrar al lugar santísimo al sumo sacerdote, una vez al año para hacer expiación (Levítico 16).

     La forma del arreglo del tabernáculo con sus muebles tenía cierta semejanza con los templos paganos; pero también tenía una diferencia de suma importancia.  La idea de un atrio con un santuario adentro, con lugares sagrados, y lugares aún más sagrados adentro, con el acceso más limitado al proceder más adentro, era muy común en todos los centros de culto o adoración en toda aquella región en aquel entonces.  En cuanto a esto, vemos que el tabernáculo de Israel era semejante a los centros del culto pagano.  En los templos paganos, el ídolo que adoraban esos pueblos estaba en el lugar más sagrado y más adentro del templo, y solamente los hombres escogidos o sacerdotes podían entrar.  En este aspecto, el tabernáculo del Dios de Israel era totalmente diferente.  En el tabernáculo de Israel en su Lugar Santísimo no había ningún ídolo ni figura alguna para representar a Jehová, sino un código moral y lugar de misericordia y perdón.  En el tabernáculo de Israel se manifestaba el Dios vivo y santo que exige santidad en su pueblo.  Él no tolera la idolatría y aborrece cualquier tipo de pecado.  La forma del propiciatorio enseña que Dios es espíritu que no puede ser representado por ninguna imagen o figura material.

     Dios utilizó las costumbres de los hombres de aquella época para manifestarse a su pueblo.  Ordenó un centro de culto algo semejante a lo que los israelitas estaban acostumbrados a ver como templo; pero también insistió en una gran diferencia: prohibió cualquier imagen.  La diferencia es más importante que la semejanza.

     Un velo, una cortina gruesa de lino fino torcido bordada con azul, púrpura y carmesí, dividía el tabernáculo en dos partes, el lugar santo y el lugar santísimo (Éxodo 26:31-33, 36-37).  Este velo simbolizaba la separación entre el santo Dios y el hombre pecador.  Dios llamó al hombre para que viniera a adorarle y a servirle, pero el hombre no podía acercarse demasiado.  El velo no lo permitía.  El amor llama al pecador a que se acerque, pero la justicia impide que éste se acerque.  El velo del templo se rasgó en dos cuando Cristo murió (Mateo 27:51; Marcos 15:38; Lucas 23:45).

     En el cumplimiento del tiempo, la justicia y el amor se manifestaron en armonía perfecta en Cristo y su sacrificio.  De esta manera permitieron al hombre la libre entrada a la presencia de Dios (véase Hebreos 9:11-12; 10:19-22).


D.  LOS MUEBLES DEL TABERNÁCULO

 1. EL ALTAR DE SACRIFICIO (Éxodo 27:1-8)
     El altar era el primer mueble que se encontraba en el atrio.  En él se ofrecían todos los sacrificios del pueblo: unos por individuos y otros por el pueblo en conjunto.  Claramente este altar habla de sacrificio y derramamiento de sangre.  Es imposible acercarse a Dios sin tal sacrificio y derramamiento de sangre (Hebreos 9:22).  El altar en que ardía constantemente el fuego y sobre el cual se quemaban los sacrificios, es símbolo de la cruz de Cristo; mientras que los sacrificios son símbolos de Cristo mismo.  También habla del sacrificio que nosotros debemos hacer entregándonos completamente en las manos de Dios.  Toda rebelión termina en el altar.  Su posición en la entrada, nos enseña que el sacrificio de Cristo se encuentra en la entrada misma del acceso a Dios y de la comunión con Él (Cristo en el Tabernáculo).  El altar no era atractivo.  Tampoco la doctrina de la propiciación es atractiva para el mundo.
 2. LA FUENTE DE BRONCE (Éxodo 30:17-21)
     También se le ha llamado “el lavacro”.  Fue hecha de bronce, y forrada adentro con los espejos que las mujeres ofrendaron.  Aquí los sacerdotes tenían que lavarse antes de entrar en el tabernáculo, bajo pena de muerte si no vivían en santidad.  Ellos podían ver sus rostros reflejados en los espejos.  La fuente reflejaba la necesidad de limpieza y también proveía el medio para la limpieza.  Muchos hallan aquí un tipo de la Biblia que nos muestra como somos (véase Santiago 1:23-25).  También tipifica la limpieza que debemos tener por aplicar la Palabra de Dios a nuestra vida.

     El agua puede ser símbolo tanto del Espíritu Santo que nos limpia, nos purifica y nos guarda sin mancha, como también de la Palabra de Dios que nos santifica: "Para santificarla (la Iglesia), habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra" (Efesios 5:26; véase también Salmo 119:9 y Tito 3:5).

 3. LA MESA DEL PAN DE LA PROPOSICIÓN (Éxodo 25:23-30)

     Estaba hecha de madera de acacia cubierta con oro.  Estaba colocada al lado norte del lugar santo.  En ésta se ponía el pan de la proposición (Levítico 24:5-9).  El propósito de la mesa era sólo para exhibir el pan.  El enfoque es el pan, no la mesa.  Esto nos enseña que la iglesia y nosotros como cristianos, nuestro único objeto debe ser exhibir el pan de la vida.  "…el más elevado empeño de nuestro ministerio debe ser ensalzar únicamente a Cristo para la gloria de Dios y para el bien de los hombres" (Cristo en el Taber., pgs. 78-79).

     Los panes se hacían de harina fina sin levadura.  La levadura representa el pecado.  Cristo dijo, "Yo soy el pan de vida".  Cristo, que era sin mancha y sin pecado, es el verdadero pan del cielo que comemos nosotros, los sacerdotes del Dios vivo  (Véase Juan 6:35-51).

     "El pan expresa apropiadamente la satisfacción y provisión de las necesidades más profundas del alma, que las suple Cristo y las revela el evangelio" (Cristo en el Taber., p. 69).  “Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia?  Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura” (Isaías 55:2).  Así como Cristo ha suplido nuestras necesidades, nosotros debemos darles comida espiritual, que hemos recibido de Cristo en nuestras vidas,  a la gente que tiene hambre.

 4. EL CANDELERO (Éxodo 25:31-40)

     El candelero era de oro puro, labrado de una sola pieza.  Tenía siete lámparas –no candelas- en las cuales se quemaba el aceite para el alumbrado (Éxodo 27:20-21).  Estaba colocado al lado sur del lugar santo, y daba la única luz allí.  Iluminaba el pan de vida.  Estaba encendido perpetuamente en el sentido que todas las noches tenía que estar encendido.  Un Sacerdote encendía las lámparas cada tarde y las apagaba cada mañana.

     La luz es figura de Dios a través de la Biblia.  Jesús dijo, “Yo soy la luz del mundo” (Juan 3:19; 8:12; 12:46).  En la nueva Jerusalén, Cristo será la luz (Apocalipsis 21:23).  Cristo también dijo: “Vosotros sois la luz del mundo” (Mateo 5:14).  Como el candelero no tenía luz propia, sino que era portador de la luz, nosotros tampoco tenemos luz propia, sino que somos portadores de la Luz Divina.  Así que el candelero tipifica a Cristo y a su Iglesia dando luz al mundo (Filipenses  2:15; Mateo  5:14-16).

 5. EL ALTAR DEL INCIENSO  (Éxodo 30:1-10)
     El altar del incienso se colocaba en el lugar santo, cerca del velo delante del arca que estaba en al lugar santísimo. Este altar se colocaba entre el lugar que representa la tierra y el lugar que representa el cielo.  Así es que este altar era la cosa más cerca de la presencia de Dios.  En este altar, el sacerdote quemaba incienso dos veces al día.  En la Epístola a los Hebreos se menciona el arca como mueble del lugar santísimo (Hebreos 9:4).

     El altar del incienso y el incienso que se quemaba en él, representan o tipifican la oración.  Este incienso tipifica la oración que es el olor suave a Dios (Apocalipsis 5:8).  También se tipifica aquí la intercesión de Cristo por su pueblo.  Cristo intercede por nosotros (Hebreos 7:25).  Posiblemente el altar de afuera (altar de sacrificio) simbolizaba lo que Cristo era y lo que hizo en la presencia de los hombres.  En contraste con el altar del incienso, el altar adentro, que estaba escondido de todos, menos de los sacerdotes, simbolizaba lo que Cristo es y lo que hace en la presencia de Dios (Sacrificial System of the O. T., pgs. 61, 62).  Nosotros también debemos ofrecer a Dios sacrificios de adoración, de oración y de alabanza  (Hebreos 13:15, 16).  Notemos que el incienso se quemaba delante de Dios todos los días.  Esto nos indica que debemos orar todos los días.

     Nota: Comentaremos sobre al arca y el propiciatorio con la lección que trata del día de la expiación.


CONCLUSIÓN

     El tabernáculo y sus ritos ya no existen.  Sin embargo, su significado está en pie.  Vemos en Cristo y en la Iglesia el cumplimiento de estos símbolos y tipos.  Cristo se sacrificó a sí mismo para proveer redención y perdón de pecados.  Cristo nos limpia con el agua del Espíritu Santo y su Santa Biblia.  Él es el Pan de la vida; la Luz del mundo; el que vive para siempre para interceder por nosotros, sus hijos.  Algún día será cumplido más profundamente todo esto.  Llegará el día en el cual Dios mismo y el Cordero serán el templo de la ciudad santa (Apocalipsis 21:3, 4, 22).  ¡Qué venga el Señor Jesús!