LECCIÓN No. 9  (regresar al índice)

“A JEHOVÁ VUESTRO DIOS SERVIRÉIS”
(Éxodo 23:25)

PARA ESTUDIO: Éxodo capítulos 22, 23 y 24.
LECTURA DEVOCIONAL: Efesios 2:1-10.
TEXTO PARA MEMORIZAR: Efesios 2:10.

PROPÓSITO:

 Hacer ver que los creyentes en Cristo no somos salvos POR las obras, sino PARA buenas obras.

INTRODUCCIÓN

     No tenemos que guardar la Ley Civil ni la Ley Ceremonial mosaicas para ser salvos, pero, como fruto de ser salvos por gracia, el Espíritu Santo, que ahora nos da vida, nos capacita para vivir vidas santas.

     Trataremos de ver en la Ley Mosaica para Israel, a veces muy estricta,  su espíritu y propósito de preservar la sociedad, al infundir profundo respeto al único Dios, a la vida humana y de los animales, y a la sociedad y sus instituciones.


A.  LEYES SOBRE CRÍMENES CONTRA LA HUMANIDAD (Éxodo 22:16-31)

     Quién seducía a virgen aún no comprometida, debía pagar la dote (o precio de la novia) y casarse con ella.  Si el padre se negaba a dársela, siempre pagaría la dote como compensación (vs. 16, 17).

     La hechicería, el bestialismo (relaciones sexuales con animales), y sacrificar a otros dioses, recibían pena de muerte (vss. 18-20).

     Los israelitas debían tratar bien al extranjero, pues ellos también habían sido extranjeros en Egipto, (vs. 21).  También debían tratar bien a viudas y huérfanos, pues si no, Dios oiría el clamor de éstos y traería espada para que probaran la viudez y la orfandad (vss. 22-24).

     Al prestar dinero no debían aprovecharse para cobrar usura, o sea, interés (vs. 25).  Los intereses sobre los créditos ya han llegado a ser algo tan común en nuestro sistema, que no hay actividad económica en que no se incluyan.  Aceptamos que los bancos nos los paguen, y los pagamos al comprar por abonos.

     Cuando damos dinero prestado a alguien para expandir un negocio próspero, viajar por placer, lujos o gastos superfluos, los cristianos podemos cobrar intereses, por el riesgo del préstamo y para compensar la devaluación y la inflación, pero nunca cobrar más allá de la tasa que la ley establece para los bancos.  Pero si damos dinero prestado para comida, ropa, gastos médicos y otras emergencias, debemos prestar sin cobrar intereses y dejarlos como una ofrenda de amor para el necesitado.  Y, si es posible hacerlo, aun podríamos regalar parte o todo el dinero que se nos pide, y seguir el consejo de Jesús: “Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses” (Mateo 5:42).  “Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso” (Lucas 6:34-36).

     Si alguien tomaba el manto de quien le pedía dinero, como símbolo de la deuda, debía devolverlo al atardecer, para que el deudor no tuviera frío.  Dios oiría su clamor por Su misericordia (vss. 26-27).  Se exigía respeto a los jueces y al gobernante del pueblo (vs. 28).  Se pedía el pago de las primicias y consagrar los primogénitos, tanto de los hombres como de los animales (vss. 29-30).  Por higiene, no debía comerse carne destrozada por fieras (vs. 31).


B.  LEYES HUMANITARIAS (Éxodo 23:1-13)

     Los versículos 1-3 demandan ecuanimidad, legalidad, justicia y rectitud.  En un juicio no debía aceptarse falsos rumores, ni ser cómplice para dar falso testimonio (vs. 1); ni aliarse con la mayoría para hacer injusticia (vs. 2); ni negarle su derecho al pobre, a favor del poderoso (vs. 3).

     Se demandaba misericordia hacia los animales, aunque fueran del enemigo.  El buey o asno extraviado debía llevarse a su corral, y el asno caído bajo la carga había que levantarlo (vss. 4 y 5).

     Había que impartir justicia sin importar condición social (vs. 6).

     Se prohíbe de nuevo la mentira en el juicio, porque toda injusticia será castigada por Dios (vs. 7).

     El cohecho, soborno (o “mordida” en Guatemala), estaba prohibido, pues tuerce el fallo justo (vs. 8).  No debemos dar ni aceptar dinero, objetos o favores para dejar de cumplir el deber y las leyes.

     De nuevo se recomienda buen trato para el extranjero (vs. 9).

     Dios dio provisiones para el equilibrio ecológico.  Para evitar el desgaste excesivo de la tierra, ésta habría de labrarse seis años y dejar que recuperara su fertilidad el séptimo año.  Así tendrían provisión los pobres y los animales silvestres (vss.  10, 11).

     Se reitera guardar el sábado, para proveer también descanso a animales domésticos, siervos y extranjeros (vs. 12).  El cristiano debe pensar en el descanso de quienes trabajan para él, y evitar la codicia por las cuales se incurre en la explotación.

     Otros dioses ni aun debían mencionarse (vs. 13).  Así, los Amigos de los primeros tiempos, no decían lunes, martes, miércoles, jueves, etc., para evitar mencionar los dioses de la Luna, Marte, Mercurio, Jove o Júpiter, a quienes los romanos habían dedicado los días.  Ellos decían mejor: el segundo día, el tercer día, etc.


C.  LAS TRES FIESTAS ANUALES (vs. 23:14-19)

     Las tres fiestas mayores para Israel serían:

1.  Panes sin levadura, que incluía la Pascua (vs. 15).
2.  La fiesta de los primeros frutos, o primicias (vs. 16).
3.  La fiesta de las cosechas (vs. 16).

     El lugar de reunión sería: en el desierto, en el Tabernáculo; más adelante, ya en la Tierra Prometida, en el Templo de Jerusalén.  A estas fiestas debía ir todo varón (vs. 17), nunca con las manos vacías sino con ofrenda de gratitud.  No debía ofrecerse pan con levadura, símbolo de contaminación, ni dejar que la grasa de los sacrificios se quedara sin quemar y amaneciera (vs. 18).

     Las primicias de los frutos –como los primogénitos- pertenecen a Dios.  Habían de llevarse a Su casa (vs. 19).  La prohibición de no cocer al cabrito en la leche de la madre, era para no incurrir en un rito pagano, mencionado en un texto cananeo del siglo XV a. C.


D.  EL ÁNGEL DE JEHOVÁ FUE ENVIADO A GUIAR A ISRAEL (Éxodo 23:20-33)

     En el epílogo del llamado Libro del Pacto, se dice que un Ángel, juntamente con el fuego y la nube, guiaría a los israelitas hasta su tierra (vs. 20).  Debían cumplir la ley delante del Ángel, porque Él velaría por la santidad del pueblo, en nombre de Dios, (vs. 21).  Si eran fieles, Dios derrotaría a sus enemigos (vss. 22-23).

     De nuevo se le prohíbe a Israel honrar a los dioses cananeos.  Debía destruir sus templos y sus imágenes (vs. 24).  Si Israel era leal a Jehová, tendría bendición y sería librado de “toda enfermedad”, (vs. 25).  Las enfermedades, el envejecimiento, el deterioro y la muerte son consecuencias de la caída del hombre en Edén.  Sin embargo, podemos vivir relativamente sanos en este mundo, siguiendo los muchos consejos bíblicos que Dios nos ha provisto para la salud física, mental y espiritual.  Dios nos sana y efectúa milagros en nuestro cuerpo, hasta el día de la regeneración de Romanos 8:19-23.

     Es un error creer que toda enfermedad será sanada inmediatamente y que todo depende de nuestra fe, o de “declarar o confesar salud”.  No hay que olvidar la soberanía de Dios.  Él sana cuando y como Él quiere, cuando se han cumplido sus propósitos en nosotros.

1.  Si es castigo por pecar, la persona debe primero arrepentirse, confesar su culpa y apartarse, antes que ore por su sanidad.

2.  Si Dios permite enfermedad para probar su fe como cristiano y que su vida fiel testifique a otros, él mismo y los hermanos deben orar para que se mantenga fiel hasta que se cumpla el propósito de Dios en su vida.

3.  Si Dios desea pulir al creyente, acercarlo más a Él para darle nuevas lecciones espirituales, la enfermedad no se irá hasta que su propósito sea cumplido (II Corintios 12:7-9).

4.  Si Dios quiere mostrar su gloria por medio de un milagro, la enfermedad se irá hasta que sea el tiempo de Dios (Juan 9:1-3).

5.  Si hay designios de la soberanía de Dios que no conocemos, debemos orar por paciencia para aceptar lo que Él mande.

     Si Israel era fiel, no tendría abortos, ni infertilidad, ni muertes prematuras (vs. 26).  Dios pondría terror en los pueblos cananeos antes que llegara Israel, y éste los vencería (vs. 27).  Enviaría plagas de avispas (vs. 28); los echaría gradualmente para que no quedara la tierra desierta y aumentaran las fieras (vs. 29); y daría lugar a que Israel tomara posesión de su tierra (vs. 30), cuyos límites serían: desde el Mar Rojo al Mar Mediterráneo; y desde el desierto de Neguev hasta la Mesopotamia.


E.  RATIFICACIÓN DEL PACTO MOSAICO POR LOS ANCIANOS (Éxodo 24:1-18)

     Tras dictar el Libro del Pacto, Dios mandó a Moisés traer a Aarón, a sus hijos Nadab y Abiú, y a setenta ancianos, que debían inclinarse desde lejos.  Sólo Moisés se acercaría a Él (vss. 1-2).

     Al descender del Sinaí, Moisés comunicó al pueblo lo que Dios había mandado.  Ellos dijeron: “Haremos todas las palabras que Jehová ha dicho” (vs. 3).  Moisés escribió todo lo que Dios le había dicho; edificó un altar y doce columnas, por las 12 tribus (vs. 4).

     Como el sacerdocio aarónico no estaba establecido aún, un grupo de jóvenes ofreció sacrificios: holocaustos y sacrificios de paz (vs. 5).  Moisés tomó la sangre en tazones y esparció la mitad sobre el altar (vss. 6).  Leyó el Libro del Pacto y el pueblo lo aceptó (vs. 7).  Luego roció al pueblo con la sangre y selló el pacto (vs. 8).

     Moisés, Aarón, sus hijos y setenta ancianos, “vieron al Dios de Israel” (vss. 9, 11).  Para no entrar en contradicción con Éxodo 33:20, “No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre y vivirá”; la explicación de esto tal vez puede ser:

1.  Vieron sólo la gloria de Dios que podían ver sin morir.

2.  Vieron al Hijo de Dios, antes de su encarnación, según Juan 1:18, “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, Él le ha dado a conocer”.

     Muchos llaman a estas apariciones: “teofanías”.

     Igualmente ocurre con la visión de Isaías 6:1: “Vi yo al Señor sentado sobre Su trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo”.  Vi, sentado, trono y faldas, parecen contradecir a Juan 4:24, “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren”.  Se explica también con Juan 1:18.  Moisés y los demás vieron también un embaldosado de zafiro, azul como el cielo sereno.  Allí comieron y bebieron en comunión con Dios (vs. 11).  Esto nos recuerda Apocalipsis 4:6, “Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal”.

     Una vez más Dios pidió a Moisés que subiera a la cima del Sinaí, para darle las tablas con la Ley (vs. 12).  Subió con Josué y dijo a los otros que esperaran hasta su regreso.  Aarón y Hur quedarían encargados de impartir justicia mientras tanto (vss. 13 y 14).

     Una nube cubrió la cumbre del monte y la gloria de Dios reposó sobre ella seis días, como fuego ardiente a la vista de Israel.  Al séptimo día, Dios llamó a Moisés, quien estuvo allí cuarenta Días y cuarenta noches (vss. 15-18).  Moisés es tipo de Jesús, quien también estuvo en el desierto de Judea cuarenta días (Mateo 4:1-2).


PREGUNTAS PARA CONSIDERAR

1.  ¿Cómo son sus relaciones obrero-patronales a la luz de la Biblia?

2.  ¿Qué le ha enseñado Dios a usted a través de sus enfermedades?

3.  ¿Qué bendiciones le ha dado al vivir de acuerdo con la ley de Dios?