LECCIÓN 7  (regresar al índice) 

EL MAESTRO CRISTIANO

    En las lecciones anteriores hemos procurado dejar muy claro que los padres Cristianos tienen la primera oportunidad y privilegio de brindarles a sus hijos Educación Cristiana.  Sabemos por la dura experiencia, y con tristeza lo diremos, que hoy día el hogar cristiano ha echado sobre los hombros de la iglesia gran parte, sino toda, la responsabilidad de esta tarea.  Por esa razón la Escuela Dominical ha alcanzado un primer lugar en los dominios de la enseñanza cristiana.  ¿Está aceptando su iglesia esta gran responsabilidad?  ¿Hay cristianos consagrados en su iglesia dispuestos a sacrificar sus energías tiempo y aún dinero para dedicarse a la difícil, pero importante tarea de instruir a los niños, jóvenes y adultos de su congregación y comunidad?

    En la organización de la Escuela Dominical el maestro es la persona más importante.  Él es el centro del programa entero de Educación Cristiana.  Si el maestro fracasa, la Escuela Dominical también fracasa.  Con razón se ha dicho que “el maestro es el obrero más alto y más importante de la Escuela Dominical”.

    A Cristo se le honró llamándole Maestro, y Él mismo magnificó este ministerio comisionando a sus discípulos para que fueran a todo el mundo, y doctrinaran a todas las naciones enseñándoles que guardaran todas las cosas que Él les había mandado.  Tenemos razones para creer que Jesús quiso que se reunieran a los alumnos en clases, bajo la dirección de maestros hábiles para el estudio de la Palabra de Dios.  Parece que así fue entendida la gran comisión, por lo que leemos en Hechos 5:42: “Todos los días, en el templo y en las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo”.

    El sublime mandamiento de Cristo de enseñar a todas las gentes es, hasta cierto punto, obligatorio para todos los creyentes del mundo entero.  Pero juntamente con el mandamiento nos dio una promesa: “Y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:20).  El Señor quiere que enseñemos actitudes, apreciaciones, hábitos, conducta, procedimientos y todas las cosas mandadas por Él.

    El crecimiento de la vida cristiana es continuo.  El mismo Pablo dijo, cuando estaba en el final de su vida: “No que haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.  Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:12-14).  ¿Por qué debemos enseñar a los creyentes?  Para que “siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo” (Efesios 4:15).

    El problema de cada iglesia es encontrar personas que quieran enseñar.  El escritor de Hebreos (Hebreos 5:12) nos dice algo muy significativo: “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar...”.  Como si dijera: “Ustedes ya deberían ser maestros, tienen tanto tiempo de ser creyentes; y después de haber sido enseñados ya deberían también enseñar a otros”.  Los que han conocido a Cristo y su Palabra por varios años, deberían aprender a compartir con otros lo que han aprendido.  Todos los maestros han nacido, pero no todos han “nacido maestros”.  Los maestros efectivos en la Escuela Dominical han aprendido cómo hacer bien su trabajo.  El mejor método de aprendizaje es la práctica y el estudio paciente.  Si usted ama a Dios sinceramente, desea servirle y ayudar a otros espiritualmente, aquí está su oportunidad.

    Hoy más que nunca se necesitan maestros consagrados al Señor; que dediquen todo su corazón, entusiasmo, tiempo y energía a la tarea de instruir a otros, para que tanto los niños, los jóvenes y adultos de nuestra iglesia, crezcan espiritualmente.  Solamente así podemos tener una iglesia fuerte, con creyentes llenos del Espíritu Santo, dispuestos a honrar y servir al Señor.

    El maestro, para que pueda cumplir con su verdadera tarea y responsabilidad, debe ser una persona convertida y llena del Espíritu Santo.  El maestro que no es cristiano en hechos y en verdad, desacredita el puesto sagrado que tiene, y su primera responsabilidad es arreglar su vida con Dios o renunciar al cargo que desempeña en la iglesia.

    La enseñanza difiere de la predicación, porque establece un contacto personal y una asociación íntima del instructor con el alumno.  Alguien ha dicho que “predicar” es hablar por radio, pero “enseñar” es hablar por teléfono.  En todo contacto, o influimos en otros, o somos influidos.  Recibimos una impresión, o dejamos una impresión nuestra en cada persona con quien nos encontramos.  Por esta razón el carácter y experiencia del maestro de Escuela Dominical debe revelar lo siguiente:

  1. Una experiencia real y definida de su salvación personal.  Su vida debe estar identificada con Jesucristo.  Esto significa no sólo la salvación que posee por medio de la fe en Él, sino que tenga una experiencia más profunda.  Su personalidad debe revelar las características del fruto del Espíritu Santo como están encontradas en Gálatas 5:22-23: “amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza”.  El contacto con una personalidad cargada con el Espíritu de Cristo, no puede menos que encender en el alma de otros la chispa del deseo de una experiencia más rica y profunda de acercamiento a Dios.  Cuando Cristo es el único modelo, sus discípulos son epístolas leídas y conocidas de los hombres.
  2. Una personalidad fuerte.  El maestro enseñará algo por lo que dice, algo más por lo que hace, pero más que todo por lo que es.  La enseñanza es la comunicación de la vida de un ser viviente a otro, y la vida de quien enseña.
  3. Debe mostrar un vivo interés en que sus alumnos sean salvos.  Si un maestro de Escuela Dominical no tiene conversiones en su clase, ha fracasado en su deber de llevar a sus alumnos a un encuentro personal con Cristo.  Si un alumno de la Escuela Dominical no ha sido salvo durante los años que ha recibido instrucción religiosa sólo hemos llenado su cabeza de conocimientos bíblicos, pero su alma está vacía.  Todo individuo necesita dar este paso para principiar su crecimiento espiritual.
  4. Debe ser un entusiasta cristiano.  Varias cosas contribuirán al éxito en su tarea.
      1. LA ORACIÓN.  Este es un requisito indispensable para el maestro.  Sin la ayuda de Dios no podrá desempeñar su tarea.  Necesita pedir ayuda, sabiduría y fortaleza de Dios.  Además, debe interceder por las necesidades de sus alumnos.
      2. LA LECTURA DE LA BIBLIA.  Debe leerla porque es el libro más importante para su enseñanza, pues es su libro de texto y también porque el estudio devocional de ella le nutrirá espiritualmente, manteniéndole fuerte y en capacidad para desempeñar su tarea.  Debe tener una fe profunda en Dios y en Sus promesas.
      3. ASISTENCIA A LOS SERVICIOS DE SU IGLESIA y su contribución al sostenimiento de la misma.  Estas cosas también hablan altamente del carácter del maestro cristiano.
      4. Debe tener fe en la tarea que Dios le ha encomendado.
  5. Abnegación.  Por el bien de sus alumnos, el maestro está llamado a realizar actos de abnegación en cuanto a cosas que su conciencia puede justificar en sí mismo, pero que pueden ofender a otros.  San Pablo nos da esta regla.  Esto es necesario porque “el ejemplo habla más fuerte que las palabras”.
  6. Debe presentar una apariencia adecuada.  Como hijo de Dios debe presentarse atractivo, pero sin llegar a la extravagancia.  Debe observar hábitos de aseo en su cuerpo y en su ropa.  Debe tener una buena presentación personal en todos sus aspectos.
  7. Amabilidad.  Esta es otra característica del maestro cristiano.  El maestro debe dar confianza a sus alumnos para que éstos puedan acercarse a él y tengan la oportunidad de ayudarles en sus problemas.
  8. Amistad.  La amistad que un maestros brinda a los niños y jóvenes, les impresiona de una manera perdurable.  Haciéndose amigo de sus alumnos, el maestro podrá conocerlos mejor y llegará a saber de sus necesidades.  El maestro debe ser sincero y paciente con ellos.
CUESTIONARIO
  1. ¿Por qué razón la iglesia tiene el primer lugar en el dominio de la enseñanza cristiana hoy en día? 


  2. ¿Por qué es el maestro la persona más importante en la organización de la Escuela Dominical? 


  3. ¿Por qué podemos afirmar que Cristo magnificó el ministerio de la enseñanza? 


  4. ¿A quiénes incluye el Señor en el mandamiento de ir y enseñar a todas las gentes? 


  5. ¿Por qué es necesario impartir educación cristiana a los creyentes? 


  6. ¿Quiénes deben enseñar en la iglesia’ 


  7. ¿Qué requisitos debe llenar toda persona para ser maestro de Escuela Dominical? 


  8. ¿Qué diferencia hay entre predicar y enseñar? 


  9. ¿Cuándo podemos decir que una vida está identificada con Jesucristo? 


  10. ¿Cómo explica usted la expresión: “La vida de quien enseña es la vida de lo que enseña? 


  11. ¿Por qué es importante que el maestro muestre interés en sus alumnos? 


  12. ¿Qué cosas contribuirán al éxito del maestro cristiano en su tarea? 


  13. ¿Por qué debe ser un maestro de Escuela Dominical amable y amigo con sus alumnos? 


  14. Enumere las cualidades que debe revelar la experiencia y el carácter del maestro de Escuela Dominical. 


  15. Después de investigar el significado de las palabras nuevas que encontró en esta lección, escríbalas en espacio que a continuación se le indica. 




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