LECCIÓN 12  (regresar al índice)

DESDE DARÍO HASTA EL ANTICRISTO

PASAJE PARA ESTUDIO: Daniel 11
LECTURA DEVOCIONAL: Daniel 11:1-20
TEXTO PARA MEMORIZAR: Daniel 11:32b


PROPÓSITO

    Explicar que Dios ha revelado con mucha anticipación y detalles lo que vendrá y, que sobre todas las cosas, Dios sabrá proteger a su pueblo.

BOSQUEJO
A.    EL MENSAJE DEL ÁNGEL GABRIEL PARA DANIEL (Daniel 11:1)
B.    CUATROS REYES DE PERSIA (Daniel 11:2)
C.    ALEJANDRO EL GRANDE (Daniel 11:3)
D.    EGIPTO (Daniel 11:5)
E.    DESCRIPCIÓN DE LA LUCHA ENTRE EGIPTO Y SIRIA (Daniel 11:6-20)
F.    PROFANACIÓN DEL TEMPLO POR ANTÍOCO EPÍFANES (Daniel 11:21-35)


INTRODUCCIÓN

    El capítulo 11 de Daniel es una continuación del capítulo 10.  En Daniel 10:14, el ángel Gabriel explicaba a Daniel que había llegado para hacerle saber lo que habría de venir a su pueblo en los postreros días.  Gabriel no había terminado toda esa revelación a Daniel en el capítulo 10, y así continúa en los capítulos 1l y 12.

    Los capítulos 10-12, nos dan más detalles acerca de las 70 semanas de Daniel 9.  El capítulo 11 da la profecía de los eventos que afectarían al pueblo de Israel durante los 400 años del período intertestamentario, o sea, entre el libro de Malaquías, el último libro del Antiguo Testamento, y los Evangelios que registran el nacimiento de Jesucristo, al principio del Nuevo Testamento.  Estos años entre los dos Testamentos fueron un tiempo de gran sufrimiento para Israel por causa de las guerras entre Siria, al norte de Israel, y Egipto, al sur.  Los ejércitos de Siria y de Egipto cruzaron la Tierra Santa en sus batallas, causando mucha desolación en Israel.  Fue en este tiempo que los heroicos judíos, los hermanos Macabeos, descritos en los libros apócrifos de I y II Macabeos en las versiones católicas de la Biblia, reconquistaron Jerusalén en el año 165 a.C.  y purificaron y reconsagraron el Templo que había sido profanado por Antíoco Epífanes en el año 168 a.C.


A.    EL MENSAJE DEL ÁNGEL GABRIEL PARA DANIEL (Daniel 11:1)

    El ángel Gabriel le habla a Daniel, y le dijo: “Y yo mismo, en el año primero de Darío el medo, estuve para animarlo y fortalecerlo”.  El ángel menciona el día cuando Daniel fue echado en el foso de los leones, cuando Darío había sido engañado por los enemigos del profeta (Daniel 6).  Gabriel dice que él estuvo para animar y fortalecer a Darío, moviéndolo para poder decir a Daniel: “El Dios tuyo, El te libre” (Daniel 6:16).


PREGUNTAS PARA DISCUTIR

Lea el Salmo 34, y responda y discuta con sus alumnos lo siguiente:

1.    ¿Qué deben hacer continuamente los siervos de Dios’

2.    ¿Cómo protege Dios a sus siervos?

3.    ¿Cómo trata Dios a los justos?


B.    CUATROS REYES DE PERSIA (Daniel 11:2)

    Daniel 11:2 se refiere a tres reyes de Persia: Ciro, Cambises y Darío Histapes.  El cuarto era Jerjes, el más rico y más poderoso de los reyes de Persia, quien invadió Grecia, pero fue derrotado en Salamina en el año 480 a. C.  Jerjes es el mismo rey de Persia a quien se le llama Asuero en el libro de Ester 1:1.  Es el pecho y brazos de plata de Daniel 2:32.


C.    ALEJANDRO EL GRANDE (Daniel 11:3-4)

    Daniel 11:3 se refiere a Alejandro el Grande (335 a. C), quien conquistó Persia (Daniel 8:5,6) y se hizo emperador de todo el mundo.  Es el vientre y muslos de bronce de Daniel 2:32.

    Daniel 11:4 habla de la muerte de Alejandro el Grande en el año 323 a.C., un alcohólico sin herederos de su propia familia.  Sus cuatro generales dividieron el imperio griego entre sí: uno tomando Grecia, otro tomó Asia Menor, otro tomó a Siria y el cuarto tomó a Egipto.  Los cuatro perdieron sus reinos ante Roma, las piernas de hierro de Daniel 2:33.

D.    EGIPTO (Daniel 11:5)

    Daniel 11:5 el rey del sur, se refiere a Egipto.  En la Biblia, Israel es el centro de la tierra.  Al hablar del sur quiere decir al sur de la Tierra Santa.  Al hablar del rey del norte quiere decir el rey al norte de Israel, en este caso, de Siria (v. 6).  El rey de Egipto fue Ptolomeo I.  Seleuco Nicator, originalmente en el ejército de Alejandro el Grande, había sido subordinado en Ptolomeo I, pero Seleuco Nicator tomó a Siria y llegó a ser el más poderoso de los sucesores de Alejandro el Grande.


E.    DESCRIPCIÓN DE LA LUCHA ENTRE EGIPTO Y SIRIA (Daniel 11:6-20)

    Daniel 11:6-20.  Describe con mucha exactitud todas las intrigas y las luchas que hubo entre Egipto y Siria durante los años siguientes.  Lo admirable es que las profecías dadas a Daniel se cumplieron con exactitud, aunque fueron dadas como 400 años antes de que vivieran estos reyes.  En medio de todas estas luchas, Siria al fin conquistó a Judea, la tierra gloriosa del versículo 16, bajo el rey Antíoco el Grande.  En el versículo 18, donde menciona a las costas se refiere a Asia Menor y Grecia.  Antíoco fue derrotado por el ejército romano en Magnesia en el año 190 a.C., volvió a su propia tierra y fue muerto.  El sucesor de Antíoco el Grande tuvo que cobrar los tributos exigidos por los romanos, (v. 20).  Se le conoce como el “Exactor de impuestos”.  Un empleado lo envenenó y así murió, no en ira, ni en batalla (v. 20b).


F.    PROFANACIÓN DEL TEMPLO POR ANTÍOCO EPÍFANES (Daniel 11:21-35)

    Daniel 11:21-35 describe a Antíoco Epífanes, uno de los hijos menores de Antíoco el Grande de Siria, quien se apoderó del trono en 175 a.C.  Se le llama un vil, o sea, un hombre despreciable por haber hecho tantos males a los judíos y por sus muchas blasfemias contra Jehová.  En los versículos 22-25 se describe cómo se hizo dueño de Egipto por fuerza de armas y por astucia y engaños.  Fue uno que prometió la paz a los judíos, pero los decepcionó.  En su segunda campaña contra Egipto, Antíoco Epífanes tuvo que retirarse por la llegada de la flota naval de Roma.  De regreso, en Jerusalén, Antíoco dio rienda suelta a su cólera persiguiendo a los judíos.  Dejó una fuerza armada para prohibir los sacrificios en el Templo de Jerusalén; instaló en él un altar pagano sobre el altar santo, y allí sacrificaron cerdos a un ídolo.  A esto se le llama la abominación desoladora (v. 31).

    Antíoco hizo que se edificaran templos idólatras en todas las ciudades de Judea y los habitantes fueron forzados a ofrecer sacrificios a los dioses de Grecia.

    Si alguno rehusaba hacerlo, o poseía una copia de la Ley de Moisés, era ejecutado.  Más de cien mil judíos fueron asesinados.  Muchos judíos negaron su fe, pero fue el tiempo en que se levantaron héroes de valor y fieles a Dios, que se esforzaron y actuaron (v. 32).  En el año 166 a.C., Dios ayudó a la familia de los Macabeos a resistir a Antíoco Epífanes y a su ejército que había cometido esta blasfemia tan terrible.  Ellos lograron más libertad de la que habían tenido desde el tiempo del cautiverio de Nabucodonosor de Babilonia.  Los versículos 33 - 35 relatan que surgieron un grupo de hombres sabios y piadosos que enseñaban al pueblo las profecías del Mesías, preparando un remanente fiel de judíos que esperan la consolación de Israel (Lucas 2:25).  Antíoco Epífanes era solamente una muestra de cómo será el Anticristo, quien ha de presentarse en el tiempo de la Gran Tribulación, después del Rapto de la Iglesia de Cristo.

    Daniel no menciona a la Iglesia, ni un intervalo entre la primera y la segunda venida de Cristo.  Daniel vio la cumbre de la primera venida del Mesías y otra cumbre de la segunda venida de Cristo a reinar cuando "una piedra"... hirió a la imagen en sus pies y los desmenuzó, (Daniel 2:34,35) poniendo fin así a los imperios mundiales.  Pero la visión de Daniel no alcanzaba ver el gran valle entre estas dos cumbres, o sea, el largo intervalo entre la semana 69 y la semana 70, que es este tiempo de la Gracia de Dios por medio de Jesucristo, quien está llamando aun de entre los gentiles un pueblo para Su nombre (Hechos 15:14), o sea, la iglesia.

    Daniel 11:36-45 nos describe con más detalles el cuerno pequeño de Daniel 7:8; 8:9-12 y  8:23-25, o sea, "el Hombre de Pecado" (II Tesalonicenses 2:3), el Anticristo.

    Aquí se ve con más claridad que Dios mismo permitirá que el Anticristo sea el instrumento de la ira de Dios para castigar a Su pueblo Israel impenitente y rebelde.  Esto será para conducirlo al arrepentimiento, así como se arrepintieron los hermanos de José en Egipto, bajo un trato severo en la casa del Faraón.  Dios le permitirá al Anticristo hacer su voluntad por un breve tiempo de la Gran Tribulación, o sea, la última mitad de la semana 70.  Ha habido muchos perseguidores de los judíos, pero el Anticristo será el que tenga suficiente fuerza diabólica para humillarlos.

    El Anticristo no respetará a dios alguno dice el versículo 37, pero el versículo 38 dice que honrará en su lugar al dios de las fortalezas, que puede referirse al diablo mismo o a la trinidad satánica de Apocalipsis 13:1-13: el dragón, la bestia y el falso profeta.

    De hecho, en los versículos 40 – 45, se indica que las conquistas del Anticristo serán hacia el oriente, el sur y el norte.  Parece que él se levantará en la parte occidental del imperio romano de los postreros días, o sea, el imperio romano revivificado.

    El versículo 41 indica que Israel caerá en sus manos; y el vs. 45 indica que el Anticristo establecerá su palacio entre el mar Mediterráneo y Jerusalén, el monte glorioso y santo.  Pero en vez de reinar más, allí lo destruirá Dios.  La descripción de la última batalla está en Apocalipsis 19:17-19; y versículo 20 describe a la bestia y al falso profeta lanzados vivos dentro de un lago de fuego, donde también será echado Satanás mismo unos mil años más tarde, Apocalipsis 20:10

PREGUNTAS PARA DISCUTIR

1.    ¿Por qué Dios permitió que Antíoco Epífanes profanara su templo?

2.    ¿Dónde está Dios cuando sufren los justos?

CONCLUSIÓN

    Mucha gente mira hacia el futuro con incertidumbre y aun con terror, porque perciben que habrá eventos catastróficos y enormes desastres. Sin embargo, los cristianos debemos saber que, aunque vienen días terribles y difíciles, Dios nos ha revelado con mucha anticipación y detalles lo que vendrá y, que sobre todas las cosas, Dios sabrá proteger a Sus redimidos que confían en Él.

    Romanos 8:38 “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro”.

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